Por el P. Miguel Marquez.
Toda la vida es un camino de regreso, o alejamiento de la verdad primera, de nuestra original verdad. En algunas ocasiones crecer es aprender a mentirse, a disfrazarse. Y, por eso, una tarea urgente es desaprender, para aprender a escucharse debajo de las capas mentirosas.
El último poema de Machado son dos versos que ilustran lo que quiero expresar con Teresa de Jesús: Estos días azules y este sol de la infancia. Ha visto morir a su madre y está en el exilio. Al final de todo, recuperar lo que nadie nos puede quitar. Morimos desnudos, a veces, habiéndonos perdido a nosotros mismos en el camino.
La gente se hace liposucciones, arreglos físicos, cambios para mejorar su imagen… Habría que preguntar cómo recuperar la mirada de cuando niños, la limpieza interior, cierta ingenuidad, chispa, espontaneidad, también en nuestra fe…
Para el niño nada es imposible. Para el mayor, casi todo parece imposible. Propone Nietzsche en la evolución del espíritu humano tres etapas de superación para recorrer el camino de la vida, representadas en el Camello, el León y el Niño.
Estas imágenes se asemejan mucho a la propuesta de los místicos, de Teresa de Jesús. Que descubre que la vida no ha de discurrir a fuerza de brazos, de poder, de razón, sino, sobre todo, de confianza. Estaba ya muy desconfiada de mí y ponía toda mi confianza en Dios. V 9, 3. No se negocia bien con Dios a fuerza de brazos. V 15, 6.
La Santa estaba cansada de tener que agradar a todos y de no encontrarse a sí misma… Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no la dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. V 9, 1 Va recuperando, poco a poco, La verdad de cuando niña V 3, 5.
Leyendo vidas de santos con su hermano Rodrigo, descubre lo que significa para siempre. Y dice era el Señor servido me quedase en esta niñez imprimido el camino de la verdad V 1, 4. Años después dice que vine a ir entendiendo la verdad de cuando niña, de que no era todo nada V 3, 5. Se hace consciente de que la vida consiste en descubrir qué es lo valioso y que hay que pasar por toda dificultad, superándolas, para vivir lo importante.
La niña Teresa se queda maravillada intuyendo lo que significa para siempre, siempre, siempre… y le nace el deseo del martirio, para comprar así de fácil la vida eterna. Decide con su hermano irse a tierra de moros. Afortunadamente los encontró un tío suyo cuando iban por el puente del Adaja, a quinientos metros de su casa. Así era Teresa, sin medir las dificultades posteriores, se fía de la centella que le ha prendido dentro, el deseo que le arde de llegar más allá, donde encontrarse a sí.
Algunas intuiciones a propósito de la verdad de cuando niña…
o Confianza primera. Intuición primera, que hay que cada ser humano ha de recuperar.
o Niño que aprende a fiarse y abandonarse. Cf. Historia del Cotolengo, un niño maltratado, dado en adopción que, después de mucho tiempo, el padre sintió cómo en sus brazos ‘se ablandó’. Volver a respirar. ¿Somos amados? Necesidad del sacramento humano del encuentro, para ver el rostro de Dios.
o Javi Benayas cantaba a Lucía en la barriga de su mujer, y cuando Lucía luego lloraba algunas noches y Javi le cantaba aquella misma canción, ella se tranquilizaba. Hay una música que nosotros tenemos que escuchar, y está ahí antes de nosotros ser conscientes, antes de nacer. En las entrañas de Dios nos susurra la música de nuestra verdad. Un río subterráneo… fidelidad incuestionable de Dios, antes de nacer y después de morir.
o La patria, el hogar. No está aquí ni allí, está en tu interior o en ninguna parte(Hermann Hesse).
o Las hablas que recibe Teresa en algunos momentos, comunican verdades esenciales que hacen descansar la vida… palabras únicas y oportunas, que dicen y hacen verdad en su interior.
LUZ QUE NUNCA SE EXTINGUE
No, la luz no se acaba, si de verdad fue tuya.
Jamás se extingue. Está ocurriendo siempre.
Mira dentro de ti,
con esperanza, sin melancolía.
No conoce la muerte la luz del corazón.
Contigo vivirá mientras tú seas:
no en el recuerdo, sino en tu presente,
en el día continuo del sueño de tu vida.
Eloy Sánchez Rosillo (16-VIII-1998)
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