MADRID, 02 Feb. 15 / 07:30 am (ACI).- El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández ha enviado su carta pastoral semanal en la que habla sobre el Año de la Vida Consagrada. “Los consagrados son los motores principales de un mundo nuevo, la nueva civilización del amor. Los consagrados nos recuerdan que lo que parece imposible para los hombres, es posible para Dios”, ha dicho.
“Jesús llama por su nombre a cada uno y la nueva vida que Jesús inaugura para sus discípulos consiste en estar con él, irse con él, seguir sus pasos, convivir con él, compartir su suerte, hacerse ‘consortes’”, afirma el Prelado explicando lo que él llama “el núcleo primero del seguimiento de Cristo para todos los estados de vida”.
Según explica Mons. Fernández: “La vida consagrada consiste fundamentalmente en dejar los esquemas comunes instituidos por Dios en la creación de constituir una familia propia, por el matrimonio y los hijos engendrados, para seguir a Jesús y formar parte de otra familia nueva, más amplia, donde se vive el estilo de vida de Jesús pobre, virgen y obediente”.
La virginidad y la castidad son rasgos propios de las personas consagradas, “tal y como la ha vivido el mismo Jesús”, “en la virginidad, Jesús está mostrando una fecundidad más amplia y más profunda, la que brota de Dios y hace hijos de Dios, dándoles la vida eterna”, precisa.
Mientras que el camino del matrimonio es “inventado por Dios y bendecido por Jesucristo”, “es camino de santidad, pues el amor humano queda santificado por el sacramento del matrimonio”, asegura Mons. Fernández.
La vida consagrada es seguir un camino “que Cristo mismo ha vivido. En la vida consagrada se trata de seguir a Cristo pobre, virgen y obediente, entregándole la vida y gastándola en el servicio a los demás”.
El Prelado precisa que “nadie puede ir por el camino de la vida consagrada, si no es llamado por Dios, pues se trata de un camino que supera por los cuatro costados las fuerzas humanas. Y nadie puede elegir un camino que le supera, si no es llamado y capacitado por Dios mismo”.
“Además de ser llamado, es necesaria la gracia de Dios para perseverar en este santo propósito, pues la vida consagrada o se vive en un clima de fe, continuamente alimentado por la coherencia de vida, o se desvanece incluso aquella primera llamada con su respuesta generosa del primer momento”, precisa el Obispo de Córdoba.
Precisamente la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que se celebra en toda la Iglesia el 2 de febrero, “es ocasión propicia para agradecer a Dios el gran regalo de la vida consagrada en la Iglesia”, afirma el Prelado que también ha asegurado que la Iglesia debe agradecer a todos los consagrados la entrega de sus vidas al Señor.
“Realmente, si nos faltara ese ejército de amor formado por tantas personas consagradas, a la Iglesia le faltaría un referente necesario para caminar hacia la santidad, a la que todos somos llamados”, asegura el Obispo y precisa que son “los consagrados quienes tiran de todo el Pueblo de Dios hacia arriba”.
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