miércoles, 3 de diciembre de 2014

PARA MEDITAR.


Ayer te di una receta, con garantía de cierto éxito. Sin embargo, parece que tú no quedaste convencido; al menos no del todo. Parece que en no pocas ocasiones has tratado de hacer algo semejante y no te dio el resultado apetecido. 
Por eso, a título de garantía de la receta que ayer te di, debo hacerte ahora algunas observaciones: ¿No pusiste algún diente de ajo? ¿No se te escapó demasiada pimienta? ¿Quizá no te cayó descuidadamente alguna guindilla? 
Porque, evidentemente, cualquier receta quedaría echada a perder y aun resultaría muy desagradable si te hubiera pasado alguna de esas cosas; ya sabes lo que dicen por ahí: Para que una ensalada esté bien sazonada ha de tener mucho aceite y poco vinagre. 
¡Qué cosas tienen los cocineros! 
Tu vida tiene mucho de ensalada compuesta por numerosos elementos, a veces difíciles de compaginar; échale a tu vida mucho aceite que suavice y no le pongas cara de vinagre a nadie; si pruebas, quizá llegues a convencerte de lo que te digo. 

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