Me refiero, naturalmente, a la Medalla de Oro de la Ciudad de Cádiz, concedida a la Virgen del Rosario, Patrona de la Ciudad, el 26 de mayo de 2017, con ocasión del 150 aniversario de su proclamación canónica como Patrona de Cádiz.
Con la sentencia que ratifica la legalidad y la legitimidad de esta concesión en la mano, llega el momento de dar las gracias a todos los de que tantas maneras hicieron posible la concesión y han acogido con sorpresa el recurso de Europa Laica contra esa determinación.
Las primeras gracias, evidentemente, hay que dárselas a Europa Laica. Nos habéis ayudado mucho a sentir de nuevo el afecto de la Ciudad de Cádiz a su Patrona y cómo ha dolido en el corazón de muchos gaditanos vuestra postura. Gracias.
Quizá no sabíais que con esto añadíais a lo que ya se sabe y se siente ante la Patrona una cuenta más para el rosario de Cádiz. Seguramente ahora que todo ha pasado, habéis caído en la cuenta de vuestro fallo táctico en esta ocasión. Supongo que pensabais ensayar en Cádiz cómo arremeter contra las instituciones religiosas creyendo que tendríais a favor vuestro al Ayuntamiento. La sorpresa llegó cuando en el juicio el abogado del Ayuntamiento manifestó que éste se ratificaba plenamente en la concesión de la Medalla y apoyaba sin fisuras la argumentación que enseguida oísteis en boca de don Martín José García Sánchez, defensor de los codemandados que somos los dominicos. También entiendo que os habrá venido bien perder este juicio para poner de relieve el fanatismo religioso de la derecha recalcitrante y manteneros en un discurso que sabéis más que de sobra es falso, sectario, incitador de la violencia, poco veraz y poco capaz de favorecer la convivencia. Si me permitís el consejo, dejad ya esas palabras que os traen envenado el corazón y tan ciegos los ojos que creéis que los demás somos tan torpes que no os vemos venir cuando vais llegando.
Uno de los jóvenes esa mañana del juicio recordó en uno de los escritos en las redes que Cádiz es muy pequeño y se ha defendido siempre gracias a sus murallas. Los gaditanos. También la Virgen del Rosario es Patrona de las Murallas de Cádiz, os lo digo por si queréis pleitear ahora por ese camino. Es Patrona de los gaditanos. Las murallas de Cádiz. Es penoso para vosotros pero ha sido así. La murallas de Cádiz os han parado. Los gaditanos. La Virgen del Rosario. Nos hemos retratado todos.
Gracias, mil gracias a Martín José García Sánchez, a sus hijos y a los profesionales de su gabinete. Magistral la defensa en la exposición de todos los argumentos que la parte contraria había esgrimido. Desde los que afectaban a la legitimidad del proceso hasta los que insinuaban la no existencia histórica de la Virgen o su papel en la historia de Cádiz. Lo mejor de la exposición, con todo, ha sido el que este trabajo se ha hecho desde el cariño más hondo a la Virgen del Rosario y a él y a los suyos les ha movido más el corazón que otros hilos, dejando que lo que un hijo y un gaditano sienten por su Madre corra y fluya en toda la argumentación. Gracias, gracias.
¿Y los ausentes? Los que no han dicho, ni se han hecho presentes tampoco ahora. Habéis faltado muchos. Si vuestra ausencia ha sido porque creéis que los que estamos alrededor de la Patrona os estamos impidiendo manifestar vuestro cariño a la Virgen, decídnoslo. Que nos vamos ahora mismo. Que no sea nunca el no acercaros y el no estar por ninguno de nosotros. Enseguida nos retiramos. Nos ha dado pena ver vuestra ausencia y veros privados de la alegría de estar cerca de la Virgen del Rosario.
Gracias a los medios de comunicación. En el proceso ha habido de todo. Los veraces, los que se manifiestan con poca objetividad pretendiendo inclinar la balanza a un lado u otro. Los maliciosos. Los que no vienen de frente. Cádiz tiene la ventaja de ser pequeña y aquí nos conocemos todos. Esa es otra de nuestras suertes. De todos formas con vuestro trabajo habéis recordado a todos quién es la Patrona de esta ciudad. Gracias también a vosotros.
Y gracias a vosotros. Los de la Virgen del Rosario. Lo nuestro es otra cosa porque como entendemos que la felicidad está en querer lo que uno hace, pues naturalmente todo lo de la Virgen forma parte de nuestro ser. Qué bien todo lo que en estos días nos ha pasado, porque nos ha servido para recordar mucho el Himno de la Coronación cuando nuestro don José María Pemán escribió aquello de “Si la Segunda Persona te coronó con sus bienes / ¿Qué añade una corona sobre tus sienes?”. Y contestaba el coro: “Lo que añaden de alegría a cada madre sus hijos / al decirle Madre mía?”. Pues en esta ocasión, para que se sepa de qué está hecha la medalla y por qué se ha pedido para la Patrona, en nombre de todos vosotros –¡mira qué suerte la mía!– yo le digo a la Virgen del Rosario una vez más, de vuestra parte y en vuestro nombre: “Madre mía, te quiero con toda mi alma”.
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