Carmen...
Carmen es el artículo que hoy se ha publicado en Información San Fernando donde cada palabra, cada frase, ha salido de un corazón demasiado emocionado con innumerables recuerdos..
Sí, Carmen en La Isla y Carmen de sentimientos...
Jesús Rodríguez Arias
CARMEN
Carmen en La Isla es decir
barrio sencillo, humilde, marinero, callejolero, donde en esos tiempos de mi
infancia había patios de vecinos en los que todos eran más que familia, donde
todo era un poco de todos, donde se reía y se lloraba juntos, donde en las
noches de verano, con levante en calma, podías ver a sus moradores sentados en
la puerta descansando de la calor abanico en mano mientras se conversaba de ese
ayer que no volverá y ese mañana que nunca llega.
Carmen en La Isla es imponente
Iglesia que es a la vez Convento donde todavía al día de hoy se pueden ver eso
hábitos marrones, esas sandalias, esas capas blancas, de los carmelitas
descalzos que son custodios de la Virgen que da nombre a todo un barrio, que es
alcaldesa perpetua, capitana generala y patrona de esta bicentenaria ciudad
llamada desde 1813 San Fernando.
Carmen en La Isla es novena,
es Iglesia atestada de fieles que cada día van a rezar a la Reina del Carmelo y
también de nuestras almas, es templo engalanado, es ventilador a toda marcha
que junto a los abanicos aminoran en algo ese calor húmedo tan propio de las
tardes cuando el sol se abaja y
marchita.
Carmen en La Isla es Feria con
sabor a Velada que en la Magdalena tiene su cita antes los fue en el Parque y
mucho tiempo atrás lo fue la Alameda, Plaza de Iglesia o la del Carmen y donde
hoy se vivirá una jornada muy íntima, muy de nosotros, muy cañaílla, donde la
Virgen recibirá honores de ordenanza y también ojos inundados en lágrimas que
son para una Madre la mejor de las plegarias. Recorrerá las calles y atravesará
las aguas, pues aquí se venera por donde Ella pasa.
Carmen en aquella Isla de mi
infancia es recorrer las Callejuelas con esos amigos del alma que hoy jugábamos
a los bolis y mañana al coger mientras con un balón recosido para nosotros
siempre ganaba España, era calor de amistad, de la buena camaradería, de esa
donde los niños del barrio crecían.
Y Carmen era mi Tata, que en
las Callejuelas nacía, viviendo en un patio de vecinos hasta que con sangre,
sudor y mucho lágrimas se pudieron comprar una casita frente al Mercado de San
Antonio. Los padres de Tata siempre fueron del Mercado Central donde tenían un
puesto y sus hermanos trabajaban en el matadero. Ella, como hija de la época,
se quedó trabajando en un pequeño taller de costura, cuidando la casa, los
abuelos y después a sus padres, hermanos, a los niños pequeños y es que en
verdad Tata tenía esa clase de corazón tan desprendido que a todos se entregaba
hasta llegar a perder el sentido.
Carmen era mi madre que
también se llamaba Carmen aunque era conocida por muchos como Maruchi. Tenía
tal devoción a la Reina del Barrio y del Carmelo porque se lo transmitió su
padre Félix que fue siempre hombre bueno, militar de vocación, Infante de
Marina, de los antiguos monárquicos, cofrade de la cristeña Vera+Cruz y de los
Californios de Cartagena donde estuvo décadas destinado hasta que una vez
retirado volviera a su Isla.
Carmen en La Isla para mí son
recuerdos de mi niñez, de mi juventud, de mi ahora y de mi siempre pues aunque
siento en lo más hondo de mi corazón a Villaluenga del Rosario que es ese lugar
que el Señor me ha regalado en la medianía de mi vida, ese pueblo que quiero a
corazón abierto, donde desde mi Atalaya he podido conocer la devoción que se le
tiene a la Reina del Carmelo en la Sierra, donde lo he vivido en primera
persona en la vecina Grazalema, os diré que siempre seré isleño, siempre seré
cañaílla, porque mi Fe nació en un barrio humilde y camaronero, con olor a
salinas, donde la Salve marinera es nuestra forma de orar ante María, la del
Monte Carmelo, la de esta bendita Isla.
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