El padre Pepe di Paola y varios de sus compañeros, junto a algunos obispos, salesianos y franciscanos, presentaron esta semana el proyecto Hogares del Abrazo Maternal. En los barrios pobres –aseguran– se elige la vida
Centros gestionados por mujeres de las villas miseria y dedicados a atender a las mujeres de estos barrios marginales de Argentina que se enfrentan a un embarazo difícil o inesperado. Así serán los Hogares Abrazo Maternal, cuya puesta en marcha anunció el martes un grupo de curas villeros en la parroquia de Cristo Obrero, en la Villa 31 de Buenos Aires.
«Porque creemos profundamente que cada vida cuenta y que la sociedad muestra su verdadero rostro por el modo en cómo tratamos a los más débiles, elegimos asumir la responsabilidad como comunidad ante estas situaciones dramáticas; sin crítica, sin esperar a que se establezca una verdadera cultura del descarte humano», explicaron los sacerdotes, liderados por el padre Pepe di Paola, activo sobre todo en la diócesis de San Martín.
En un documento –firmado también por algunos obispos y por salesianos y misioneros franciscanos– responden a la aprobación por parte de la Cámara de Diputados del proyecto de ley que despenaliza el aborto.
Mensaje al Senado
«Como Iglesia presente en las villas y en los barrios populares, donde se viven varias dificultades, queremos renovar nuestro esfuerzo en la lucha por la cultura de la vida y de los derechos humanos –aseguran–. Esperando que los senadores», responsables ahora de que la ley ya aprobada en la Cámara siga adelante, «puedan tener en cuenta el inmenso valor que tiene cada vida humana, la de la madre y la del nasciturus, proponemos una respuesta concreta a la dificultad de las jóvenes y de las adolescentes de nuestros barrios que siguen adelante con el embarazo de riesgo, no deseado o no planificado. Creemos firmemente en la necesidad de cuidar de la vida humana en todas sus fases, de la concepción a la muerte. Cada ser humano será siempre el rostro de Dios, más allá de su fragilidad».
Los curas villeros ya se pronunciaron en marzo sobre el proyecto de despenalización del aborto, en el documento titulado Con los pobres abrazamos la vida. El padre Di Paola también tuvo ocasión de hacerlo en la propia Cámara de Representantes, pues fue llamado a mostrar su valoración durante la tramitación del proyecto.
En ese momento, clamó que «¡no necesitamos agregar más muertes! Nuestros barrios necesitan propuestas dignas y una sociedad que proteja a los más débiles, no que los descarte como residuos patológicos!».
La comodidad por encima de la vida
En el documento presentado el martes en San José Obrero, los sacerdotes recuerdan que el Papa Francisco «ha denunciado innumerables veces la cultura del descarte en nuestra sociedad: ancianos, inmigrantes, discapacitados, pobres y no nacidos molestan, reclamando atención, cuidado, nos sacan de la comodidad y el privilegio; por ello existe una fuerte tendencia a descartarlos, a arrebatarles el derecho a existir. Por encima de todo mandan los proyectos individuales, el nivel de consumo, el bienestar, la comodidad».
Los sacerdotes quieren dar una respuesta concreta a estas necesidades, pues «cada embarazo, cada niña y cada niño son esperados y recibidos [en las villas miseria] como un don, un regalo, con la esperanza de que representa para ellos un futuro diferente y mejor que el presente».
Las mujeres, protagonistas
Esta labor, este aprecio por la vida, vienen «del Evangelio y de las mujeres pobres con las que compartimos nuestra vida y nuestro trabajo. Muchas veces –subraya el texto– son madres de sus propios hijos y de los del prójimo. Sí, en un momento en el cual tantos hablan de los pobres, manifestando preocupación por ellos, nuestra comunidad quiere mostrar una vez más que las mujeres de los barrios eligen la vida, la vida de la niña o del niño que vendrá y la de la mujer que lo lleva en su seno, también cuando muchas veces deben hacerlo solas, sin un hombre que se haga cargo de su propia paternidad, totalmente ausente o en graves dificultades».
Por este motivo –continúan– «las mujeres son las grandes protagonistas de esta propuesta: como sujetos de derechos que no solo reciben atención y cuidado sino que también prestan apoyo a sus iguales. Sí, las mismas mujeres de nuestra comunidad gestionarán los centros, que tendrán el nombre de Hogares del Abrazo Maternal».
En estas estructuras se pondrá a disposición de las mujeres comida, atención sanitaria, controles médicos, apoyo psicológico, asesoramiento legal y social, de forma que las mujeres «puedan llevar adelante su embarazo y los primeros años de vida de su hijo». Habrá un lugar adecuado para ellas durante el día, para comer, merendar, recibir formación y orientación ante cada situación. También se acogerá a las mujeres que han vivido el drama del aborto y a los padres, a los que se ayudará a asumir su creciente responsabilidad.
«En un clima de familia que acoge, abraza y acompaña, buscaremos sobre todo dar ánimo y fuerza», concluyen los sacerdotes.
L’Osservatore Romano/Alfa y Omega
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