Muchas son las enseñanzas, muchas son las vivencias, muchos son los testimonios de personas que en su vida con palabras, hechos y silencios han dado un testimonio que nos muestra el Camino a seguir, como deberíamos caminar para llegar a la meta.
Y Conchita, junto a Tata y mi madre María del Carmen con sus vidas me has ofrecido tantas enseñanzas que verdaderamente veo la vida de otra manera.
Porque la vida son etapas y ahora toca reescribir la vida de la mejor manera...
Os comparto el artículo que hoy ha salido publicado en "Información San Fernando" en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.
Jesús Rodríguez Arias
REESCRIBIR
LA VIDA
La vida hay que reescribirla
poco a poco según va pasando pues lo escrito aquí y ahora puede ser que dentro
de un simple y mísero minuto no tenga sentido ni vigencia.
Hoy, primer Lunes de Pascua,
debo reconocer que tenía escrito uno de esos artículos que enaltecen el
espíritu, pero que tras vivir lo que he vivido en los últimos días de la semana
de Pasión que es antesala de lo que es nuestra Semana Santa donde conmemoramos
el Triunfo de Jesús con su martirio, muerte y Resurrección ha cambiado todo
planteamiento.
Permitidme que escriba en modo
muy personal de personas que me han abierto el campo de la Fe ahondando con sus
vidas en ella. Mi madre María del Carmen, Tata y Conchita, que es la madre de
mi mujer, y se puede decir que un referente para mí en lo que es vivir por y
para Jesús Eucaristía, Amor de sus amores, plenamente entregada a la Iglesia en
la que creía y quería como auténtica Madre.
En la Fe de Conchita quiero
perderme para poder encontrar porque sobrepasa esa visión humana, terrena,
limitada, efímera que todos tenemos. Ella creía inmensamente en la resurrección
y os puedo decir que vivía para vivir en plenitud y llena de gracia ese
momento.
Conchita murió en la madrugada
de este Jueves de Pasión, lo hizo en casa, lo hizo en Paz y ese es el mejor de
los regalos que le pudo y nos ha podido hacer Dios. Sé, porque lo siento en el
alma, que ella es Feliz y descansa gozosamente junto al Señor que tanto amó
aquí en la Tierra y ahora disfruta de su majestuosa presencia allá en el Cielo.
Conchita supo traspasar esa forma de vivir la Fe a su hija, a Hetepheres, que
es una mujer que vive con total intensidad este tiempo pascual donde Cristo
Resucitado nos muestra el Camino a seguir, la vida que debemos llevar para
alcanzar la Vida que no termina en la penumbra de una tumba sino que empieza
desde ese mismo momento en el que cerramos los ojos para siempre.
Hetepheres, mi mujer, desde
que la conocí hace doce años me ha demostrado desde el primer momento que es
vivir el tiempo de Gracia en la Resurrección de Cristo, el tiempo donde se
acabaron las penurias, las tristezas, las penitencias, para gozar la inmensa
Alegría de ser cristianos, de ser verdaderos discípulos de Jesús que murió por
todos nosotros y resucitó para salvarnos, para darnos razón de nuestra propia
existencia, para que comprendiéramos que todo está por hacer cada día de nuestros días para poder
alcanzar ese cielo que creemos tocar con las yemas de las manos y que en verdad
está más cerca de lo que nos podemos ni siquiera imaginar.
Debo reconoceros que para mí
esta Semana de Pasión ha supuesto la mejor de las enseñanzas pues Conchita, con
su vida y muerte, me ha mostrado que con Cristo todos podemos resucitar y ese
es el mejor testimonio de vida de esta Cuaresma, esta Semana Santa.
¡Feliz Pascua de Resurrección
a todos!
Jesús Rodríguez Arias
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