Este 3 de abril, Martes de la Octava de Pascua, El Santo Padre recuerda en su cuenta oficial de Twitter, @Pontifex que, el Pastor Resucitado no se cansa de buscarnos a nosotros, sus hermanos perdidos en los desiertos del mundo
Renato Martinez - Ciudad del Vaticano
“Cristo, que ha vencido las tinieblas del pecado y de la muerte, dé paz a nuestros días”, es el tweet del Papa Francisco para este 3 de abril, Martes de la Octava de Pascua, publicado en su cuenta oficial de Twitter, @Pontifex; tweet que además se inspira en su Mensaje Urbi et Orbi de la Pascua del año pasado.
Un 16 de abril de 2017, los cristianos de todas las confesiones celebrábamos juntos la Pascua. A pesar de la difícil situación que atravesaba el mundo, resonaba a una sola voz en toda la tierra el anuncio más hermoso: «Era verdad, ha resucitado el Señor». Él, que ha vencido las tinieblas del pecado y de la muerte, afirmaba el Pontífice, dé paz a nuestros días.
El Pastor Resucitado no se cansa de buscarnos
El Papa Francisco en su Mensaje a los pueblos de la tierra recordaba el asombro del anuncio de la resurrección de Cristo y el significado de la antigua fiesta de Pascua, memorial de la liberación de la esclavitud del pueblo hebreo, que alcanza su cumplimiento con la resurrección.
“Y hoy podemos proclamar – afirmaba el Papa – «Ha resucitado el Buen Pastor que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey. Aleluya». En toda época de la historia, el Pastor Resucitado no se cansa de buscarnos a nosotros, sus hermanos perdidos en los desiertos del mundo… También hoy, él toma sobre sus hombros a tantos hermanos nuestros oprimidos por tantas clases de mal”.
El Pastor Resucitado precisaba el Obispo de Roma, va a buscar a quien está perdido en los laberintos de la soledad y de la marginación. El Pastor Resucitado se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos. A estos emigrantes forzosos, precisaba el Papa, les ayuda a que encuentren en todas partes hermanos, que compartan con ellos el pan y la esperanza en el camino común.
El Señor Resucitado guíe los pasos de la historia
Pero también, el Papa Francisco evidenciaba que el mundo estaba atravesando, al igual que ahora, momentos complejos y dramáticos y por ello pedía que, el Señor Resucitado guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas.
En sus oraciones, el Pontífice pedía por “la amada y martirizada Siria, víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte”. Por la paz en todo el Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, como también en Irak y Yemen. Por los pueblos de Sudán del Sur, de Somalia y de la República Democrática del Congo, que padecen conflictos sin fin, agravados por la terrible carestía que está castigando algunas regiones de África. Por los pueblos de América Latina, para conseguir el bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia. Que el Buen Pastor, agregaba el Papa, ayude a Ucrania, todavía afligida por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias.
Una oración por los pueblos de la tierra que terminaba pidiendo esperanza para cuantos atraviesan momentos de dificultad, especialmente a causa de la gran falta de trabajo sobre todo para los jóvenes. Que también hoy, “resuene a una sola voz en toda la tierra el anuncio más hermoso: «Era verdad, ha resucitado el Señor». Él, que ha vencido las tinieblas del pecado y de la muerte, dé paz a nuestros días”.
“¡Feliz Pascua!”
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