Lo conocí a finales del mes de octubre o
principios de noviembre del pasado año antes lo había visto de pasada y como
mucho un saludo o una presentación de esas que se hacen deprisa y corriendo. Mi
mujer, Hetepheres, me decía que había llegado un nuevo sacerdote como Párroco
de la jerezana Iglesia de Los Descalzos después de muchas décadas llevando a la
grey parroquial el Padre D. Francisco García Villegas.
D. Francisco, un gran Cura e incansable trabajador de
las mies del Señor, por la edad y los achaques propios de los que a Dios otorga
larga vida cedía el testigo a un sacerdote mucho más joven, con experiencia
pastoral, con nuevas ideas, mantener la línea, reforzando y renovando lo que
hiciera falta para que la vida pastoral de una Parroquia del centro de Jerez
levantase los necesarios vuelos para afrontar con garantías todos los desafíos
que tiene delante la Madre Iglesia.
Pienso, porque lo sé por experiencia propia, que
los inicios nunca son fáciles aunque por el carácter, el compromiso, la entrega
de D. Luis se nota que algo está cambiando en Los Descalzos donde ahora se ven
más niños porque precisamente se celebra una Misa dedicadas a ellos en los que
tienen un papel predominante aquellos que se están preparando para recibir la
Primera Comunión.
Este Cura sabe y valora que en la niñez y en la
juventud está el futuro de la Iglesia, del mundo, de todo...
Ha realizado unos necesarios cambios de
organización dotando al Templo de una Capilla eminentemente sacramental a los pies de la Madre de la Amargura donde el recogimiento y la calidez es inmensamente
mayor que en la nave central en pleno Altar Mayor.
Sé que se está involucrando en todo y está
apoyando muchas inquietudes que los feligreses necesitaban así como los
distintos movimientos eclesiales que radican en dicha Parroquia.
A lo que iba. Tenía muchas y buenas referencias
del Padre Luis no sólo por el equipo que rodea a Los Descalzos sino por amigos
en común, fieles de otras feligresías, que me decían la suerte que había la
Parroquia de la Calle Medina por poder contar con este sacerdote.
La verdad es que tenía ganas de conocerlo en
persona porque era tanto el cariño y la admiración del que era depositario que
hacía que se acrecentara este deseo de poder saludar y conversar con un buen
cura.
Mi vida que es muy normal también a veces es muy
caótica pues entre el trabajo, las obligaciones propias de las responsabilidades,
SED VALIENTES, el cual dirijo desde hace cerca de cinco años, las
colaboraciones y artículos de opinión que publico en diversos medios, la propia
actividad literaria, mi Familia, Villaluenga del Rosario así como las secuelas
de mi enfermedad me tienen más abstraído de lo que se pudiera pensar y también
desear.
Fue a finales de octubre o principios de noviembre
del pasado año cuando necesariamente lo conocí y me ayudó. Fue un sacerdote que
supo estar siempre acogiendo las inquietudes, orando, ayudando y administrando
la Eucaristía en un momento crucial y muy determinado en el que me tenía que
enfrentar a unos de esos “toros” que embiste de mala manera.
Conversamos y pude comprobar que todo lo que
habían hablado de él se correspondía con la realidad.
Hoy, precisamente por ser hoy, quiero dedicar este
artículo al Padre D. Luis Salado de la Riva, Párroco de la Iglesia de San Juan Bautista de
Los Descalzos que esta radicada en la señera calle Medina de Jerez de la
Frontera porque pienso que se lo merece por ser un sacerdote cabal, entregado a
su ministerio apostólico, un buen cura, un buen hombre.
Pienso que la Sociedad está demasiado vacía y que le estorba todo lo que sea Iglesia, Fe y compromiso pues es mejor adentrarse en los oscuros devenires y no reconocer nunca la labor del otro y menos si ese "otro" es sacerdote porque eso sería contradecir a la maldad donde muchos anidan y pululan.
Por eso cuando veo a un Cura bueno, entregado, servicial, dedicado a Dios, a los demás, a la Santa Madre Iglesia. Cuando compruebo el bien que hace en el ejercicio de su ministerio apostólico, cuando sé que se están dejando hasta el alma en vivir su vocación sacerdotal, tengo que dar las GRACIAS.
GRACIAS a Dios por ponerlo en el camino de nuestras vidas.
GRACIAS a la Iglesia Diocesana de Asidonia-Jerez por poner tan buen Cura en los sitios que ha estado demostrando su valía, su valor y vocación.
GRACIAS a D. Luis y sacerdotes como él que se desviven por el rebaño que guían hasta los verdes prados de la Salvación.
Y GRACIAS a todos los que colaboran con este buen Cura, con tantos buenos Curas, con nuestra Madre Iglesia para llevar la Fe que es Esperanza y Amor lleno de Misericordia del mismo Dios para con todos nosotros.
El Padre D. Luis Salado de la Riva vale mucho la pena, es un sacerdote en el que se puede confiar pues se entrega el ciento por uno en su ministerio apostólico, en su vocación sacerdotal.
SED VALIENTES no sería SED VALIENTES si no estuviera siempre al lado de las buenas personas que muchas veces sufren más de la cuenta por ser tan solo buenos trabajadores en las mies del Señor.
Con mi profundo agradecimiento, respeto, admiración y apoyo junto a un fraternal abrazo digo en voz alta lo que siento: ¡¡GRACIAS D. LUIS!!
Jesús Rodríguez Arias
He llegado de casualidad a este rincón y me alegro porque he comprobado lo ya pensaba; que Luis es un hombre bueno que siente cariño por los que conoce, comprensivo..."Buena gente en la lenguaje popular, creo que es la mejor definición sobre él.
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