La historia del padre Zoltan, el religioso húngaro «skater», que acerca a los jóvenes a la fe y los aleja de las drogas
Parece un chico, sobre todo por la naturalidad con la que usa el monopatín. A pesar de la sotana, claro. El padre Lendavi Zoltan es un sacerdote húngaro, que nació en 1965, y párroco de Redich. Un sacerdote con dos vocaciones: además de la vocación divina, que le llegó «hacia el final de los estudios», también tiene otra por el skate, que nació, evidentemente antes, en el bachillerato.
Y hoy su vocación deportiva sirve de apoyo a la vocación sacerdotal. Y no solo, porque también es un instrumento de lucha contra las drogas y el alcohol entre los jóvenes. Porque en determinado momento el padre Zoltan comprendió que su habilidad con el monopatín acercaba a los jóvenes a la fe y los alejaba de los estupefacientes. Efectivamente, un párroco que hace piruetas y acrobacias da la imagen de una Iglesia más alegre, más cercana a los chicos. Un poco como se comportaba san Juan Bosco, que ofrecía a los chicos espectáculos de saltimbanquis, de artista callejero, de prestidigitador. De hecho, el modelo del sacerdote en skate es justamente «don Bosco, que se ocupó de los niños pobres acercándolos a Dios incluso a través del juego».
El monopatín para el padre Zoltan «es la mejor manera para difundir la fe entre la gente. Trato de acercarme a los chicos y a los niños de esta manera, y conducirlos por la recta vía, que es la del Señor». Todos los domingos, después de haber celebrado la Misa, se quita los paramentos sacros y (con todo y sotana, un casco con la efigie de Jesús y una cruz al cuello) se sube al monopatín para hacer sus evoluciones o, mejor dicho, para usar la terminología precisa, sus «tricks». Y no le importa si se cae. En un video publicado en YouTube (que tuvo más de 1 millón 300 mil visualizaciones) se le ve en plena exhibición. Por estas imágenes se ha granjeado la estima de todo el mundo, principalmente en Brasil, China y Rusia. Pero él no busca los reflectores, sino a los chicos, para proponerles una vida «iluminada por Dios».
El sacerdote húngaro considera que el skateboard es «un instrumento de comunicación simple y eficaz, clave de acceso a las sonrisas y a los corazones de los jóvenes» (además de ser un deporte «comparable al ciclismo o a esquiar»), y es por ello que no solo lo practica, sino que también lo promueve: ha colaborado con los amigos de la empresa eslovena Varis Top para construir «skate parks» en Hungría. Ya han construido 20 en los últimos 5 años. «Pero nuestro objetivo es llegar a 200». Para Zoltan, el «skate park» es «una alternativa a las computadoras y a los videojuegos, y, sobre todo, a las sustancias ilegales, que tanto dañan». Es por ello que busca fondos. «Mi misión es mostrarle a los jóvenes de toda Europa un estilo de vida feliz y sin porros, cocaína, cerveza, vino…». Además de los «skate parks», al padre Zoltan le gustaría poner en marcha centros espirituales: conjugaría la fe con las habilidades en el monopatín.
Un sacerdote como él no puede no estar en «sintonía con el Papa Francisco». Un encuentro con el Pontífice que está reformando la Iglesia en el signo de la sencillez es uno de los deseos del padre Zoltan: su sueño es «inaugurar con el Papa Bergoglio un “skate park” en el Vaticano». Nada más. Pero… tal vez. Si es cierto que «los caminos del Señor son infinitos», tal vez uno de estos días habrá obispos haciendo piruetas sobre sus monopatines.
Domenico Agasso JR./Vatican Insider
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