Nos han quitado todo menos la fe. Con esa cruda esperanza nos golpea este libro-testimonio que ha publicado Raquel Martín, periodista, directora de comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada en España.
El título, “Antes de que sea demasiado tarde” es un grito que brota de una oración: “Te pedimos Señor que nos concedas la gracia y la fuerza para perseverar en esta tormenta, y alcanzar la paz y seguridad antes de que sea demasiado tarde”. La obra se resume en esta última frase extraída de la oración por los cristianos de Irak compuesta por monseñor Sako I, Patriarca Católico-caldeo de Babilonia y máximo representante de la Iglesia Católica en Irak. Raquel Martín la ha recogido de forma tremendamente divulgativa y, en ese eco que de vez en cuando nos hace soltar el libro y coger el rosario, va salpicando un puñado de historias, con nombres y apellidos, de cristianos perseguidos por el mal llamado Estado Islámico.
No es un libro de viajes, pero ninguno podrá terminarlo de leer sin haber experimentado el gozo y el cansancio de una peregrinación. Llevamos como compañeros de viaje a estos cristianos a los que les han marcado las casas y les han colocado ante la tesitura de la santidad o de la muerte. Recorriendo el camino con ellos, desde nuestro catolicismo acomodado, es inevitable bajar de vez en cuando la mirada y sentir una pizca de vergüenza por nuestras tibiezas. Es difícil exiliarse con ellos hasta el Kurdistán y quejarse después porque el domingo pasado hacia un poco de frío en Misa o porque la homilía del cura fue mejorable.
En “Antes de que sea demasiado tarde” hay por eso al mismo tiempo un grito de socorro y de esperanza. Nos están pidiendo que no les olvidemos, que no tengan que pasar otros cien años como con el genocidio armenio para que la comunidad internacional se rasgue las vestiduras y reconozca el horror. Nos están pidiendo, nada más y nada menos, que nos duelan sus vidas perseguidas, que despertemos al Año de la Misericordia y que atravesemos la puerta para echarles no una mano, sino las dos. Necesitan nuestro testimonio de denuncia, casi tanto como nosotros necesitamos el suyo de coraje y verdad. Corintios 16,13 no es solo para ellos. Leyendo el libro de Raquel Martín, que publica Ediciones Palabra, recordamos la llamada a estar despiertos, a velar, a permanecer firmes en la fe.
La presencia de los cristianos en Irak, arraigada y edificada desde el siglo I, corre verdadero peligro. Que menos que conocer el drama actual de sus vidas perseguidas, que contarlo con voz alta y clara al mundo entero, que rezar por ellos y que ayudarles, también económicamente, para que, antes de que sea demasiado tarde, puedan reconstruir su historia y poner en pie sus casas, sus colegios y sus iglesias.
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