sábado, 1 de agosto de 2015

"YO ERA ANTIHOSPITALES. AHORA, VEO EN ELLOS A CRISTO"




Hasta hace año y medio, «yo era totalmente antihospitales», confiesa Rubén Blasco, seminarista de Tarragona. Visitar a enfermos le incomodaba. Sin embargo, al entrar en el seminario comenzó a vivir en una parroquia con un sacerdote mayor que, al poco tiempo, fue ingresado por una serie de embolias cerebrales. «Iba a visitarlo por amor, y el párroco y el rector del seminario acordaron que, ese verano, mi labor fuera acompañarlo. Cuando él estaba ocupado, empecé a visitar a otros enfermos». Llegó septiembre, «y seguí visitándole a él, y a los demás. Ya no era por obligación. Este mundo me atraía. Veía en ellos a Cristo sufriente».
Rubén fue uno de los participantes en el curso de Pastoral de la Salud, organizado del 6 al 11 de julio por la Conferencia Episcopal y el Centro de Humanización de la Salud, de los religiosos Camilos. Otro de los alumnos fue el seminarista madrileño Carlos Rivas, para quien «ha sido una experiencia muy enriquecedora». El interés le viene de lejos: «Descubrí la vocación al sacerdocio en el último año de Medicina», después de vivir «un proceso de conversión». Para él, ambas vocaciones «no son muy distintas. También el Señor curaba y acompañaba a la gente en sus dolencias». Aunque «en el plano del alma, no hay recetas hechas y hace falta mucho más tiempo que el que te dedica un médico». Carlos (en la imagen) ha pasado el resto del mes de julio ayudando a los capellanes del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid. «Veo que me faltan herramientas –reconoce–, pero aprendo mucho».




María Martínez López

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