martes, 25 de agosto de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «¡...que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!» (Evangelio del día). El Señor no se anda con medias tintas, mirando lo somero de la ley, sino que mira lo medular, lo que verdaderamente constituye al cristiano. Y hoy denuncia, ¡ojo!, no sólo a los de su época, sino a ti y a mí, estas actitudes. Y no seamos tan "detallistas" que miremos sólo el tema con que acusa en este pasaje (que también), sino que centrémonos en otras actitudes nuestras. Nuestras "justificaciones y desvalorizaciones" de lo nuclear de la doctrina y principios de nuestra fe y credo. Ayer nos decía el Evangelio, sobre San Bartolomé: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Por ello dejémonos de mirar –¡y ensazar! lo que hacemos bien y analicemos y corrijamos lo que hacemos mal (que no serán pocas cosas). Como siempre, San Pablo da en el clavo: «No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás», y, precisamente esto, que no quiere San Pablo, es lo que nos pierde a los demás. El salmo de hoy nos puede ayudar muchísimo: «Señor, tú me sondeas y me conoces: me conoces cuando me siento y me levanto, de lejos penetras mis pensamientos, distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.» Pues por ahí debemos "atacar al fariseo que llevamos dentro", que no es ningún insulto sino una mirada a nuestra realidad, reconociendo que Dios nos "sondea" y que, en Él y por Él, podemos corregir toda esa "oscuridad farisea" que desvirtúa nuestra esencia de cristianos. Santa María de Caná, ruega por nosotros.

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