Hoy celebramos el comienzo del año teresiano con este texto sobre el nacimiento de la Santa en Ávila, por el P. Daniel de Pablo Maroto, Carmelita Descalzo.
Nació el 28 de marzo de 1515. Su padre, Don Alonso, no anotó el lugar, pero sí la fecha y la hora con estudiada precisión: “A las cinco horas de la mañana, media hora más o menos, que fue el dicho miércoles casi amaneciendo. Fueron su compadre Vela Núñes y la madrina doña María del Águila, hija de Francisco de Pajares”.
El cronista oficial de la Reforma del Carmelo, Francisco de Santa María (Pulgar), orquestó bien la fecha y los acontecimientos que lo rodearon en una grandilocuente prosa barroca: “Gobernando la Iglesia León X. La católica y potentísima monarquía de España Don Fernando Quinto, por excelencia el Católico. Siendo general de toda la Orden el Reverendísimo Fray Juan Bautista Mantuano… nació en Ávila la doncella que Dios tenía destinada para esta misma empresa [la reforma de la Orden del Carmen] [...]. El aposento que en las casas propias de sus padres le dio la primera luz sirve hoy de relicario preciosísimo en el presbiterio de un bien acabado templo, que allí se ha hecho con casa bien fabricada para conservar la memoria de tan gran Patrona…”. (Reforma., I, Madrid, 1644, libro I. cap. 5, nn.1-2, pp. 17-18).
Otro panegirista del siglo XVIII forzó la creación del sol -contrariando el relato del Génesis- al miércoles, cuarto día de la semana contando desde el domingo, para hacerlo coincidir con el miércoles del nacimiento de la Santa, “el refulgentísimo sol de las dos Iglesias, militante y triunfante”. Llegaba con ello a la plenitud el arquetipo de la santa del Barroco cuando se escribían las biografías de los santos con los pomposos títulos de “Vida y milagros”.
Doña Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila de una madre muy joven, unos veinte años tenía Doña Beatriz (nacida en 1495), y de un padre viudo y casado en segundas nupcias en 1509, contando él con veintinueve. Forjó su fuerte personalidad femenina creciendo entre varones, ella que iba a ser defensora de la mujer y su función en la Iglesia. Del primer matrimonio conoció a su hermanastra María, nacida en 1506, y a su hermana Juana, último vástago del segundo, nacida en 1528, año de la muerte de su madre, educada por ella, a la muerte del padre (1543), en el convento de La Encarnación preparándola para el matrimonio. Sus hermanos varones emigraron a las Américas para hacer fortuna lejos del hogar paterno. El más cercano en intimidad afectiva y en juegos de infancia, fue Rodrigo, uno o dos años mayor que ella. Y, ya en la madurez, siendo ya fundadora de la Reforma del Carmelo, intimó con su hermano Lorenzo, retornado de América rico en virtudes y en dineros, y del que fue maestra espiritual, como lo había sido de su padre en sus postreros años de vida.
Varios sucesos constelaron el año del nacimiento de Teresa de Ahumada en Ávila y en España. El día 4 de abril era bautizada en la parroquia de San Juan y ese mismo día se inauguraba el beaterio carmelitano de La Encarnación. Conquistado el reino de Navarra por las tropas castellanas en 1512, a la que asistió su padre Don Alonso, fue anexionado definitivamente a la Corona de Castilla en 1515 por Fernando el Católico. La Beata del Barco de Ávila, visionaria mística bastante desconocida, ese año le susurró a Fernando el Católico la idea de conquistar el reino de Jerusalén del que sería proclamado rey, algo también soñado por él. Entre 1514 y 1517, se imprimían los volúmenes del N. Testamento de la Biblia Políglota de Alcalá, ingente obra cultural de Cisneros y su recién fundada universidad. Ese año de 1515, el antiguo “Estudio de la Orden”, de los dominicos de Santo Tomás, se convertía en “Estudio General”, aunque todavía faltaba mucho para convertirse en universidad (1576).
Ese mismo año, el agustino Martín Lutero se enfrascaba en su convento de Wittenberg en profundas meditaciones sobre las Cartas de san Pablo a los Gálatas y los Romanos. De ahí surgiría, dos años después, la propuesta de una nueva teología fundada en la sola fe, la sola Escritura y el sólo Cristo y, como consecuencia, fundamentos únicos de le justificación del hombre ante Dios. Nacía una iglesia cristiana separada de Roma.
En 1516, siendo Teresa todavía muy niña, con la muerte de Fernando concluía uno de los períodos más significativos de la historia de España. Él, y la reina Isabel, muerta en 1504, fueron los últimos reyes “españoles”, porque después de su muerte gobernarán reyes de la casa de Austria, desde Carlos I en el siglo XVI, o los Borbones franceses, a partir del siglo XVIII. Ese mismo año sucedieron dos acontecimientos altamente significativos: la publicación de la Utopía, de Tomás Moro, y El Príncipe, de Maquiavelo, dos soportes ideológicos de la mentalidad del Renacimiento que seguirán configurando el destino de los pueblos de Europa y de América, todavía en proceso de conquista y evangelización. Y, finalmente, es tiempo de idealismos conquistadores difundidos en los numerosos libros de Caballerías de los que Teresa se alimentó. Todo lo recordamos nosotros en el día de su nacimiento en 1515
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