Campaña homosexualista: «Enseño el Magisterio. No tengo miedo»
Una profesora de Religión ha sido acusada falsamente en Italia de homofobia, tras una campaña en la que se han sacado de contexto unas frases suyas en clase. «Ha sido una caza de brujas», ha dicho. Y también: «Yo debo enseñar con fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Cuando se dice y se habla de la verdad, no se debe tener miedo»
Noticia digital (02-XII-2014)
Adele Caramico es una profesora de Religión que da clases en Moncalieri, cerca de Turín, que ha sido acusada de homofobia por afirmar, presuntamente, que la homosexualidad es una enfermedad, en una polémica que ha legado hasta el Parlamento italiano: cinco diputados le han dirigido una pregunta al ministro de Educación sobre este asunto. Sin embargo, las autoridades civiles ya se han manifestado: la Consejería de Educación del Piamonte, región a la que pertenece Adele Caramico, ha declarado en un comunicado que «la profesora ha desarrollado su función educativa en el respeto de los derechos y la dignidad de los estudiantes».
«Yo sólo quise responder a la pregunta de un alumno que me hizo una pregunta sobre la homosexualidad–ha declarado Caramico en una entrevista al diario La Reppublica–. No era una cuestión inherente a la lección, pero vista la insistencia comencé explicando que tengo amigos gays con los cuales tengo una profunda relación de amistad desde hace años. Dije que cada persona, independientemente de cómos sea, ha de ser respetada siempre. También expliqué que, para quien vive con sufrimiento su propia condición y quiere cambiar, hay terapeutas que, con un acompañamiento psicológico y espiritual, pueden ayudarle a realizar su deseo. Hablé sólo de estas personas, y no de aquellos homosexuales satisfechos con su orientación». La pregunta había sido realizada por un alumno que había declarado públicamente su homosexualidad; ya la respuesta, sacada de contexto, fue amplificada por una plataforma de derechos LGTB.
Adele Caramico afirmó asimismo que «enseño Religión y me adhiero al Magisterio de la Iglesia, que nos invita a acoger a las personas homosexuales con respeto, compasión y delicadeza»; y precisó que «una cosa son las personas, y otra los comportamientos, los cuales, para evitar cualquier forma de relativismo ético, pueden y deben ser objeto de juicio moral». Acerca de las uniones homosexuales, declara que «me remito a lo que han dicho los obispos italianos: la ley no debe equiparar el matrimonio entre un hombre y una mujer con otros tipos de unión; y sobre las adopciones también he manifestado a mis alumnos mi perplejidad». La profesora italiana, ha reconocido que «tratar estas cuestiones es como atravesar un campo de minas, en el que te expones a ser malentendido», pues «hay quien instrumentaliza y manipula la realidad con fines ideológicos».
Asimismo, en Radio Vaticana, Caramico ha confesado que no ha podido salir a la calle durante días, «porque me señalaban como la profesora homófoba, y a mis hijos los han llamado los hijos de la homófoba…» También ha denunciado que «un consejero radical de Turín ha dicho que debería apuntarme a un curso de actualización, una especie de reeducación. ¿Sobre qué? No lo sé…»
Junto a ello, la profesora italiana observa que «existe un clima de intimidación sobre los profesores de Religión, como si debiéramos enseñar cosas que otros deciden… Yo debo enseñar con fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Ha sido una auténtica caza de brujas. Me he sentido como los primeros cristianos, que eran perseguidos sin haber hecho o dicho nada malo».
Adele Caramico, que ha podido volver a dar clase «con normalidad», afirma con rotundidad que «no tengo miedo. Siempre he dicho que cuando se dice y se habla de la verdad, no se debe tener miedo».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
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