Redacción (Miércoles, 03-07-2019, Gaudium Press) Desde los orígenes del cristianismo se ha honrado el Cuerpo y la Sangre de Cristo presentes en las santísimas especies Eucarísticas del Pan y del Vino. Fiesta específica es el Corpus Christi que se celebra el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad. Este año tal solemnidad se ha celebrado el 20 de junio.
Pero existe una devoción especial que se recuerda de modo particular durante Julio: la de honrar la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
San Pedro, como está escrito en su Primera Epístola, recuerda que Jesucristo nos rescató a través de su preciosa sangre, la Sangre del Cordero:
"No olviden que han sido rescatados de la vida vacía que aprendieron de sus padres; pero no con un rescate material de oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni defecto. Dios pensaba en él desde antes de la creación del mundo, pero no fue revelado sino a ustedes al final de los tiempos". (1 Pedro 1, 18-20)
A lo largo de los siglos, la Iglesia ha conmemorado la Santísima Sangre de Jesús. El Papa Benedicto XIV, pontífice entre los años 1740 y 1758, estableció la Misa y el oficio en honor a la Sangre de Jesucristo; pero fue solo hasta el siglo XIX, con el Papa Pío IX, cuando se instituyó su fiesta universal, declarando que el primer domingo del mes de julio estuviese dedicado a honrar la Preciosa Sangre de Cristo.
Foto: Il ragazzo con molta fede por Cathopic. |
Este pontífice se hizo su devoto tras exiliarse en Gaeta por causa de la Primera Guerra Italiana por la Independencia, que ocurrió en el año 1849. Allí conoció al tercer superior general de los Padres de la Preciosa Sangre, Don Giovanni Merlini, quien le sugirió crear una fiesta universal para la Sangre Preciosa de Jesús rogando la ayuda de Dios para que culminase la guerra y llegase la Paz a Roma. Realizando este voto Pío IX instituyó la fiesta.
Más adelante el Papa Pío XI, pontífice de la Iglesia católica entre los años 1922 y 1939, elevó la fiesta a rito doble de primera clase, para intensificar la devoción a la Precisa Sangre de Cristo, y el Papa Juan XXIII, con el deseo de incrementar su culto, aprobó las Letanías a la Sangre de Cristo, concediendo indulgencias especiales a todo el mundo católico para quienes las reciten públicamente o en devoción privada.
Fue otorgada la Indulgencia Parcial de siete años y Plenaria si se reza diariamente durante un mes, cumpliendo las condiciones acostumbradas; es decir, confesión sacramental, recibir la Comunión Eucarística, y orar el Credo, el Padrenuestro y el Ave María por las intenciones del Santo Padre.
Letanías de la Sangre de Cristo
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, óyenos.
Señor Jesucristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Sangre de Cristo, Sangre del Unigénito del Padre Eterno: Sálvanos.
Sangre de Cristo, Sangre del Verbo Encarnado: Sálvanos.
Sangre de Cristo, corriendo a la tierra en la agonía: Sálvanos.
Sangre de Cristo, brotando en la flagelación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, derramada en la Cruz: Sálvanos.
Sangre de Cristo, el precio único de nuestra salvación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón: Sálvanos.
Sangre de Cristo, en la Eucaristía bebida y baño de las almas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, río de Misericordia: Sálvanos.
Sangre de Cristo, vencedora de los demonios: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fuerza de los confesores: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que engendra vírgenes: Sálvanos.
Sangre de Cristo, constancia de los tentados: Sálvanos.
Sangre de Cristo, alivio de los enfermos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, consuelo de los que lloran: Sálvanos.
Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia: Sálvanos.
Sangre de Cristo: alivio de los moribundos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones: Sálvanos.
Sangre de Cristo, prenda de la Vida Eterna: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del Purgatorio: Sálvanos.
Sangre de Cristo, dignísima de toda gloria y honor: Sálvanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten Misericordia de nosotros.
Señor, Tú nos redimiste en tu Sangre, e hiciste de nosotros un Reino para Dios y Padre tuyo.
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, óyenos.
Señor Jesucristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Sangre de Cristo, Sangre del Unigénito del Padre Eterno: Sálvanos.
Sangre de Cristo, Sangre del Verbo Encarnado: Sálvanos.
Sangre de Cristo, corriendo a la tierra en la agonía: Sálvanos.
Sangre de Cristo, brotando en la flagelación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, derramada en la Cruz: Sálvanos.
Sangre de Cristo, el precio único de nuestra salvación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón: Sálvanos.
Sangre de Cristo, en la Eucaristía bebida y baño de las almas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, río de Misericordia: Sálvanos.
Sangre de Cristo, vencedora de los demonios: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fuerza de los confesores: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que engendra vírgenes: Sálvanos.
Sangre de Cristo, constancia de los tentados: Sálvanos.
Sangre de Cristo, alivio de los enfermos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, consuelo de los que lloran: Sálvanos.
Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia: Sálvanos.
Sangre de Cristo: alivio de los moribundos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones: Sálvanos.
Sangre de Cristo, prenda de la Vida Eterna: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del Purgatorio: Sálvanos.
Sangre de Cristo, dignísima de toda gloria y honor: Sálvanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten Misericordia de nosotros.
Señor, Tú nos redimiste en tu Sangre, e hiciste de nosotros un Reino para Dios y Padre tuyo.
Oración
Omnipotente y Sempiterno Dios, que constituiste a tu Unigénito Hijo Redentor del mundo y quisiste aplacarte con su Sangre; te suplicamos nos concedas que de tal modo veneremos el precio de nuestra Redención, que por su virtud seamos preservados en la tierra de los males de la vida presente, ¡para que gocemos en el Cielo de su fruto eterno! Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Con información de Aleteia, Canción Nueva y EWTN.
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