En su encuentro dominical con los periodistas, el cardenal Brenes analizó la situación del país tras las sanciones impuestas por EE.UU a la familia del presidente Ortega y recordó que los presos políticos viven en condiciones inhumanas.
(Vatican.news) Preguntado por un periodista si el gobierno está pidiendo que levanten las sanciones, con el objetivo de no cumplir con los acuerdos ya firmados, el cardenal indicó que son acciones que atrasan el desarrollo del diálogo y recordó el mensaje del Papa que pide que «lo más pronto posible se puedan llegar a acuerdos, para el bien de los nicaragüenses». Invitoó a seguir orando por las delegaciones que están por parte del gobierno, y por parte de la Alianza, para que, se dejen iluminar, muchas veces los pensamientos de los hombres, no coinciden con los pensamientos de Dios. Que en un ambiente de oración este grupo se deje iluminar por el Espíritu Santo, que nos conduce siempre a la verdad.
Sanciones de los EEUU contra la familia de Ortega
Según la agencia Efe, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, afirmó este viernes que las sanciones económicas de Estados Unidos hacia la familia de su esposo, el presidente Daniel Ortega, y a sus allegados, están dirigidas hacia los nicaragüenses, y que no son merecidas.
En días recientes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió sanciones económicas contra el hijo del presidente y la vicepresidenta de Nicaragua, Laureano Ortega Murillo, y al Banco Corporativo (BanCorp), una subsidiaria de la empresa mixta Alba de Nicaragua S.A. (Albanisa), financiada por el Gobierno venezolano. Las sanciones, que bloquean todos los bienes o intereses en Estados Unidos de los afectados y de ciudadanos estadounidenses relacionados con ellos, han sido aplicadas a nicaragüenses que Washington considera implicados en casos de corrupción y violación a los derechos humanos.
La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia afirmó hoy que hasta ahora no existen sanciones generales hacia la economía nicaragüense y que, en cambio, son dirigidos a personas específicas. Desde el pasado miércoles, tanto Ortega como el canciller Denis Moncada, así como Murillo, han insistido en pedir a la Alianza Cívica que interceda ante la comunidad internacional para que suspenda las sanciones. La Alianza ha respondido que no lo hará mientras el Gobierno no demuestre «acciones concretas» para superar la crisis sociopolítica que vive Nicaragua, entre ellas la liberación de los «presos políticos», respetar la Constitución en lo referido a las libertades ciudadanas, garantizar justicia para las víctimas de la crisis sociopolítica y permitir el retorno de la democracia.
Los presos políticos viven condiciones inhumanas
Los presos políticos han hecho llamados sobre las condiciones inhumanas de las cárceles, el cardenal dijo que hay convenios internacionales que tienen algunas reglas. Los presos tienen sus derechos: «respeto a ser bien tratados, tener agua, luz, sacarlos al aire. Yo exhortaría a las autoridades del sistema penitenciario a que revisen esas normas».
El diálogo estancado
Antes esta pregunta, el cardenal dijo que lo mismo fue el año pasado, en junio, cuando se cortó el diálogo, «creo hay situaciones difíciles, todo depende de los negociadores. Aconsejo, dijo, que nos pongamos bajo la mirada del Señor, para que busquemos lo mejor para Nicaragua. Y las gestiones que hace el Nuncio, «el pobre debe pasar situaciones difíciles» cuando ve que no se ponen de acuerdo, y se discute. Ojalá que ambas comisiones busquen lo mejor, para el bien común de Nicaragua, que está a la expectativa, las madres de los muchachos, están esperando una solución, lo mismo las madres de los que perdieron la vida, o que sus hijos están fuera del país. El nuncio sigue como testigo y acompañante. Los que deciden son los negociadores, el nuncio tiene el apoyo de la Santa Sede y por parte nuestra, lo hemos dicho en el mensaje, él en nombre de la Santa Sede está allí buscando el bien, en el diálogo siempre hay estos tiras y encoje, hay que escuchar más que la cabeza y la mente, los sentimientos de la población, y escuchar al Señor y todo lo que viene del corazón».
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