Como cada año una auténtica multitud ha acompañado al Nazareno Negro en su procesión por las calles de Manila, en Filipinas, país que alberga más de 70 millones de católicos. Este miércoles más de 800.000 fieles se agolparon para ver pasar la venerada talla de madera tan querida por los filipinos.
El Nazareno Negro realizó el traslado desde la iglesia de san Nicolás de Tolentino a la parroquia de Quiapo.Entre medias, cientos de miles de personas han agradecido a Cristo su ayuda, le mostraron su amor o pidieron algún tipo de favor.
La talla llevada por un agustino español
La imagen del Nazareno Negro representa a Jesús doblado bajo el peso de la Cruz. La escultura fue llevada a Manila por un sacerdote agustino español en 1607 a bordo de un barco proveniente de México. Según cuenta la tradición, la embarcación se incendió durante el viaje, pero la imagen de Cristo se salvó milagrosamente del incendio, adquiriendo su color negro. La procesión recuerda el primer traslado de la imagen, realizado el 9 de enero de 1767.
El jefe de la policía filipina, Oscar Albayalde, afirma que se han desplegado más de 7.000 agentes para garantizar la seguridad en el evento, en tanto las redes de telefonía móvil han sido desactivadas, como precaución contra artefactos explosivos comandados de manera remota.
"En el corazón de la religiosidad popular"
“En el Traslado del Nazareno Negro, la devoción del pueblo filipino encuentra su máxima expresión. No hay nada semejante en el mundo”, afirma a AsiaNews el padre Sebastiano D’Ambra, un misionero del Instituto Pontificio de Misiones en el Extranjero (PIME). Hace más de 40 años que el sacerdote desarrolla su obra pastoral en la isla de Mindanao, lugar donde en 1984 fundó Silsilah, el movimiento por el diálogo islámico-cristiano.
“Desde los tiempos de la dominación española –cuenta el sacerdote- en las Filipinas, la Semana Santa y la Pasión de Cristo han asumido una gran importancia en la vida de la nación. Así, la imagen del Nazareno sufriente entró en el corazón de la espiritualidad y de la religiosidad popular. En medio de los millones de devotos que cada año participan en las celebraciones, son muchas las personas que asisten al Traslado para cumplir una promesa”.
Este sacerdote afirma que conoce bien esta procesión “porque en el pasado me he ocupado de su organización. Además, en la parroquia de Quiapo hay un grupo nuestro. De hecho, cerca de la iglesia hay una mezquita, la Golden Mosque. Hace algunos años, el párroco nos pidió colaborar en favor del diálogo inter-religioso con la comunidad islámica local. Voy con frecuencia a la parroquia y en cada ocasión me encuentro con largas filas de fieles que rinden homenaje a la imagen, aunque más no sea con una caricia o una oración. Cada primer viernes de mes, la iglesia está aún más abarrotada de fieles y los sacerdotes celebran una misa en cada hora de la jornada, desde las cinco de la mañana hasta las siete de la noche”.
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