J.L.
Josef Mengele, conocido como el “Ángel de la Muerte de Auschwitz”, fue uno de los mayores criminales nazis. El supuesto ‘médico’ del campo de los horrores situado en Polonia realizó todo tipo de aberrantes experimentos con los prisioneros con dos objetivos, lograr la pureza de la raza aria y acabar con los que él consideraba seres inferiores. Nunca los vio como seres humanos, sino como animales.
En sus desvarío construyó en el campo de concentración un laboratorio para perpetrar sus experimentos. Primero seleccionaba los aptos para el trabajo y los que debían morir. Mientras tanto, elegía a aquellos que más le interesaban, sobre todo gemelos. Entre sus prácticas estaban las inyecciones con productos químicos, esterilizaciones masivas, llegó a coser a dos niños por la espalda, inyectaba gérmenes vía intravenosa para ver qué pasaba, realizó también cambios de sexos en menores u obligaba a hermanos a mantener sexo entre ellos. Estas fueron sólo algunas de sus horribles actuaciones con las que asesinó a miles de personas en sus años en Auschwitz.
Mengele escapó y logró llegar a Argentina
Sin embargo, Mengele logró escapar y abandonó el campo de concentración poco antes de que llegaran las tropas del Ejército Rojo. Con otros oficiales se movió al oeste, llegó a estar detenido, fue liberado y con documentación falsa vivió en Alemania hasta 1949 cuando logró salir del país con destino a Italia, para luego navegar hasta Argentina. Allí vivió varios años, hasta que su tapadera estuvo a punto de ser descubierta y pasó a Paraguay para finalmente llegar a Brasil donde moriría de un infarto en 1979 a los 68 años mientras nadaba. Nunca llegó a ser juzgado por sus horribles crímenes.
Si en Auschwitz llevó al extremo la deshumanización de los prisioneros realizando en ellos todo tipo de experimentos en Argentina acabó también haciendo lo que mejor se le daba, acabar con la vida de los más inocentes.
Una nueva vida realizando abortos
En 1992, The New York Times se hacía eco de los archivos que las autoridades argentinas habían recopilado sobre algunos de los criminales nazis que llegaron al país tras la caída del III Reich huyendo de la justicia internacional.
El entonces presidente Carlos Menem ordenó la apertura de todos estos archivos que incluían a cinco importantes cargos nazis. Entre ellos se encontraba Josef Mengele. En Argentina rehízo su vida y ejerció la Medicina durante los años cincuenta del pasado siglo, concretamente en la zona de Buenos Aires
“Tenía una reputación como especialista en abortos”, dice el informe, lo que era ilegal en Argentina. Al parecer, los protectores de Mengele en el país le habían encargado que precisamente se dedicara a realizar abortos.
Detenido tras la muerte de una joven durante un aborto
Sin embargo, en 1958 fue detenido tras el fallecimiento de una adolescente a la que había realizado un aborto. Fue llevado ante un juez en Buenos Aires, aseguran los informes, pero entonces un amigo de Mengele apareció en la sala con un “paquete presumiblemente lleno de una gran cantidad de dinero”. Después de dos horas lo dejaron ir.
Este hecho le llevó a huir de Argentina por temor a que países como Israel, Alemania Occidental o los cazanazis dieran con él. No se sabe si a su paso por Paraguay o Brasil siguió matando a través del aborto.
Los testimonios de los supervivientes
Algunos supervivientes de Mengele en Auschwitz ayudaron a conocer quién fue realmente este nazi y hasta qué punto intentó convertise en un dios utilizando a su antojo la vida de las personas, decidiendo sobre el valor de cada vida.
Eva y su hermana gemela Miriam sobrevivieron a Auschwitz y los experimentos del doctor Mengele: esta foto es de 4 años después de ser liberadas
Eva Kor y su hermana gemela Miriam, que entonces tenían diez años, estuvieron entre los 1.500 gemelos con los que Mengele experimentó.
Recuerda que Mengele le inyectó un “germen mortal”. "Él estaba junto a mi cama y se reía sarcásticamente leyendo mis gráficas de fiebre, diciendo que sólo me quedaban dos semanas de vida. De esas dos semanas sólo recuerdo que me arrastraba por el suelo del barracón para alcanzar un bote con algo de agua al otro extremo. Me arrastraba y me desmayaba repitiéndome: 'debo sobrevivir'. Y lo hice”.
Eva sabía que si ella lograba sobrevivir alargaría la vida de su hermana Miriam, ya que el objetivo de Mengele era comparar el efecto del veneno mortal en las autopsias de ambos cadáveres. “Le fastidié el experimento y sobreviví”, dice triunfal. También sobrevivió su hermana, que murió en los años 80. Eva Kor no es sólo un símbolo vivo de la resistencia del espíritu humano frente a una ciencia sin límites ni moral, sino del poder del perdón para vencer las heridas del odio.
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