Pablo Durio
SIEMPRE y para siempre nos quedará su sonrisa. La que conseguía iluminar toda una iglesia cuando la Cuaresma encara esa recta final en la que las horas son más intensas en la Viña y en la que las emociones se ponen a flor de piel con besos, versos y oraciones al Cristo de la Misericordia y a la Virgen de las Penas; o cuando octubre va enfilando el final, anunciando la hora de volver a sacar a la ‘Virgen Chica’ para calmar los muchos maremotos de este Cádiz actual. La sonrisa que no perdió ni cuando las noticias venían en contra y sólo quedaba aferrarse a la Esperanza, que de eso ella sabía como nadie. Ni cuando el tratamiento la desgastaba físicamente y debilitaba su fuerza, que no sus ganas por seguir luchando y sonriendo. Ni siquiera la mascarilla que en ocasiones tuvo que llevar le borraron la sonrisa. Cuando la vida da un palo tan grande a las cofradías como el que acaban de sufrir con la pérdida de Chari Valero, paradojas de la vida, es su sonrisa lo que viene a la mente y lo queda entre los muchos, muchísimos, que Chari ha dejado desolados.
La enfermedad llamó a la puerta de esta viñera y palmera de nacimiento –de lo cual no hay duda teniendo en cuenta su apellido– cuando estaba a punto de estallar, cuando estaba al borde de enfrentarse a la vida tras superar con notable éxito sus estudios, cuando el amor había echado a andar de la mano de Rafa –vaya ejemplo y vaya testimonio el de él en todo este tiempo–.
Es cierto, y tanto, que las cofradías la forman personas; y aunque nadie es indispensable y las hermandades prosiguen en el tiempo esté quien esté en cada momento, La Palma hoy es menos Palma porque no está Chari, y la hermandad sangra por dentro por su pronta pérdida. Tanto, que la coronación quedó el viernes aparcada; o que la cuadrilla del palio (de la que forman parte sus hermanos Antonio y Paco) tampoco tuvo cuerpo para reunirse y programar el calendario de ensayos para un nuevo Lunes Santo que ya nunca será igual.
Chari se ha marchado (es tan palmera que quiso despedirse de los suyos un viernes y ante sus titulares). Su pérdida nos deja abatidos. Pero se va dando un ejemplo de vida insuperable. Y dejándonos como legado su eterna sonrisa. Descanse en paz.
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