Cisneros en Sigüenza: 10 preguntas y respuestas para una exposición imprescindible, desde el 23 de mayo al 31 de octubre, en el museo, la catedral y once lugares de la ciudad de Sigüenza
1.- ¿Una definición de la exposición y datos prácticos para visitarla?
Esta exposición, en pequeñas y significativas dosis y con especial detenimiento en la ya referida etapa seguntina, hace un recorrido por su trayectoria y ministerio. La exposición permanece abierta los siete días de la semana, entre las 11 y las 14 horas y las 15 y 20 horas.
La entrada se centraliza en el museo de Sigüenza (teléfono 949 391 023) y se vende al precio de 7 euros por persona con acceso guiado al museo y a la catedral. Los contactos de la Oficina Municipal de Turismo de Sigüenza son los siguientes: Calle Serrano Sanz, 9, 19250 Sigüenza, teléfono: 949 34 70 07, e-mail: turismo@siguenza.es
La muestra, en un modelo expositivo distinto e interactivo, ofrece un recorrido por las tres sedes aludidas en el subtítulo del artículo, con citas para el arte sacro, el urbanismo, la naturaleza, la historia, la cultura y hasta la gastronomía. Artísticamente, expone pintura y escultura del siglo XV y XVI, orfebrería, códices y documentos, amén de didácticos paneles, como el libro escolar escrito por Jesús Orea, para acercarnos a la figura de un gigante de la historia de España y de la historia de la cultura y de la Iglesia.
2.- ¿Cuándo, dónde y por qué fue la apertura de la exposición?
El acto de apertura de la exposición fue el martes 23 de mayo. Tuvo lugar a la entrada de la capilla de la Anunciación, un rincón catedralicio ejemplo claro del llamado en la historia del arte «Estilo Cisneros o cisneriano», un estilo artístico de transición entre el gótico flamígero y el plateresco, en el que se insertan elementos del arte cristiano, judío e islámico, un estilo precursor inequívoco del Renacimiento y que discurre entre finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI.
La catedral seguntina es una de las tres sedes de la exposición, como queda dicho, junto al museo y a la ciudad.
3.- ¿Quiénes organizan la exposición y por qué?
Ambas preguntas son fáciles de responder. Empezaré por la segunda: el quinto centenario de su muerte, que se cumplirá el 8 de noviembre, y cuyas celebraciones comenzaron ya en Alcalá de Henares el 8 de noviembre de 2016. La exposición es organizada por el Obispado de Sigüenza-Guadalajara, la Diputación de Guadalajara, Catedral, Museo y Ayuntamiento de Sigüenza y Universidad de Alcalá de Henares. En la apertura de la muestra, el martes 23 de mayo, intervinieron precisamente los titulares de las citadas instituciones.
4.- Pero a todo esto, ¿quién fue Cisneros?
Francisco Ximénez de Cisneros (Torrelaguna, 1436-Roa de Burgos, 1517). Cisneros, cuyo nombre de pila era Gonzalo, estudió en Cuéllar, Roa, Alcalá de Henares y, sobre todo, Salamanca. Se especializó en leyes y cánones. Durante nueve años (1456-1465), vivió en Roma donde fue ordenado sacerdote. A su regreso a España fue nombrado arcipreste de Uceda (actualmente, en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara). De allí, entre 1476 y 1484, estuvo en Sigüenza, como canónigo capellán mayor de la catedral y provisor del obispado y alcalde mayor, siendo obispo de Sigüenza el cardenal Pedro González de Mendoza, su mecenas y mentor y después antecesor en Toledo. En Sigüenza, Gonzalo experimenta una conversión a la radicalidad evangélica, que cristaliza en el convento franciscano de La Salceda (también en Sigüenza-Guadalajara, entre Tendilla y Peñalver). Nacerá Francisco.
En 1492 es llamado por la reina Isabel la Católica a ser su confesor, y tres años más tarde, sucede a Mendoza como arzobispo de Toledo. Durante 22 años será el arzobispo toletano y primado de España. Fue creado cardenal en 1507. Fue regente de Castilla de 1506 a 1507 y de 1516 a 1517. Precisamente muere cuando iba a recibir a Carlos I). Mientras tanto, Cisneros funda la Universidad de Alcalá en 1499 y pone en marcha la Biblia Políglota Complutense (1515-1517, edición completa de la Sagrada Escritura en hebrero, arameo, griego y latín). Reformador de la Orden Franciscana y del clero secular, fue un adelantado de la reforma católica que llegaría con el Concilio de Trento. Contribuyó también de manera eficaz a la evangelización del nuevo mundo.
5.- ¿Qué supone para Sigüenza este «regreso» del cardenal Cisneros?
Es un deber de justicia, una satisfacción y un oportunidad. Sigüenza y su catedral debían a Cisneros un recuerdo, un reconocimiento y una actualización. Lamentable e incomprensiblemente, había pasado demasiado desapercibido. Él fue durante unos seis-ocho años, todo o casi todo en la ciudad, en la diócesis y en la catedral: canónigo capellán mayor (el equivalente a párroco), provisor del obispado (lo que actualmente es vicario general) y hasta alcalde mayor de la ciudad. Precisamente todos los sábados impartía justicia desde la entonces llamada puerta de la cadena de la catedral seguntina, al sureste del templo, mirando hacia la plaza Mayor y lo que es ahora el palacio consistorial (antigua casa del deán). Sigüenza fue clave en su trayectoria, en su misma conversión. Y hasta tal punto, su figura ha venido pasando desapercibida que ni tan siquiera tiene una calle en Sigüenza. Ya acabamos de proponer al ayuntamiento que se le dedique una calle, plaza o especio en la ciudad.
Por ello, su «retorno» de ahora es un deber de justicia y una satisfacción, y, a la par, una oportunidad para hacer memoria y proyectar presentar y futuro. Sigüenza y todo su inmenso y desolado entorno rural necesitan oportunidades de esta naturaleza, al igual que el pasado vino con la exposición, también promovido por el cabildo catedralicio, «aTempora», en el cuarto centenario de la muerte de Cervantes.
6.- ¿Cuál fue, en concreto, el papel que jugó Cisneros en la historia de la Sigüenza y qué sabemos de él en esta época, cómo era el canónigo Cisneros?
Ya queda indicada la sustancia de su aportación en Sigüenza. Pero añadiré más: como fiel y estrecho colaborador de cardenal Mendoza, el llamado tercer rey de España, junto a Isabel y a Fernando, el entonces bachiller Gonzalo Jiménez de Cisneros contribuye a la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna en estos los sentidos: urbanismo, arte sacro, sanidad, bienestar social, educación (colaboró con su compañero de cabildo Juan López de Medina en la fundación de la Universidad de Sigüenza, de cuyas fuentes bebió la Universidad de Alcalá, fundada por el mismo Cisneros en 1499) y la beneficencia (continuó, por ejemplo, con el resto del cabildo en patronazgo del Hospital de San Mateo, fundado en 1445 por el también canónigo seguntino Mateo Sánchez).
Como definición y síntesis propias, el mismo Cisneros dejó la siguiente frase, bien elocuente y precisa, para su epitafio en el sepulcro que ha custodiado sus restos mortales en la capilla universitaria de san Ildefonso de Alcalá de Henares: «Yo, Francisco, levante a las musas un grandioso Liceo;/ ahora enterrado en este pequeño sarcófago me veo./ Uní la púrpura con el saco, el yelmo con el capello,/ fui fraile, caudillo, obispo y cardenal./ Incluso, por mi valor, se unió a la cogulla una diadema, /cuando, al gobernar yo, me obedecía España entera». Cisneros fue un hombre, un eclesiástico de su tiempo, brillante, organizador (era experto en leyes y cánones), bien curtido de experiencia de gobierno y de la misma vida, pero quizás mundano y carrerista. Pero fue precisamente en Sigüenza donde descubrió, empezó a vivir en mayor medida, la radicalidad del Evangelio y el comienzo de su conversión franciscana, austera, espartana, reformista. En Sigüenza, se engendró el Cisneros reformador, adelantado a la gran reforma católica que cristalizó con el Concilio de Trento.
7.- ¿Qué encontrará el visitante en la primera sede, en el museo?
La primera lleva por título «De Gonzalo en Sigüenza…», y se circunscribe a la Sala 1 del Museo Diocesano. Se centra en la primera etapa de la vida de Cisneros, que hasta 1484 está marcada por su condición de letrado. Una vez completó sus estudios y vivir en Roma, como se ha contado, Cisneros volvió a España. Ocupó el arciprestazgo de Uceda, donde tuvo conflictos con uno de los hombres más poderosos de la época, el que era entonces arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo. Allí, sin embargo, Cisneros encontró el apoyo del cardenal Mendoza. Bajo su protección terminó como capellán mayor de la Catedral de Sigüenza, canónigo y especialista en leyes, al servicio de la administración de la Diócesis de Sigüenza. Aprendió cómo se organiza una villa que depende del señorío eclesiástico, el modelo educativo colegial, así como las consecuencias de las crisis de subsistencia, la peste y los problemas derivados de la pobreza.
Los archivos seguntinos cuentan con documentación clave, que son los libros del dinero y primera relación de casas, algunos de los cuáles están expuestos en esta unidad temática. Aportan datos sobre las carnicerías, sobre las plazas, sobre judería, la morería…. Muy probablemente, Cisneros impulsó estas novedades que se produjeron en la época, incluida la fundación del Colegio Universitario San Antonio de Portacaeli (fue fundado en 1476 por el también eclesiástico y canónigo de la catedral de Sigüenza Juan López de Medina, y en 1489 el colegio fue elevado a rango de universidad) Cisneros también participó en la redacción, en 1484, de las ordenanzas municipales, que elabora junto al citado arcediano López de Medina, y que afectan a aspectos como las reformas del mercado, de las murallas o de los puentes. De alguna manera, Cisneros transformó, o inició la transformación de Sigüenza, que pasa de ser una ciudad medieval a renacentista, un proyecto que se cuajó cuando él fue capellán mayor, aunque el proceso se completaría después de su marcha.
La segunda sección expositiva del museo se denominada «…a Francisco en La Salceda». Cuando en Sigüenza ya había alcanzado su apogeo, en torno a los 50 años de edad, Gonzalo de Cisneros se vio sumido en una crisis personal, religiosa, que le llevó a retirarse de la vida pública al convento franciscano observante de La Salceda, situado en el monte Celia, entre Peñalver y Tendilla. Toma entonces los hábitos de la Orden, y se cambiaría el nombre, de Gonzalo a Francisco, en homenaje al fundador a san Francisco de Asís. Durante siete años vivió de manera eremítica. De nuevo, el cardenal Mendoza, personaje fundamental en su vida, lo sacó de su retiro. De su mano llegan los sucesos cumbre de su vida, como confesor de la reina Isabel. Dos años después, a la muerte de Mendoza, en 1495, se convertiría en el arzobispo de Toledo; después en vicario general y reformador de los franciscanos, en uno de los consejeros más importantes de los Reyes Católicos, y, a la muerte de Isabel, en regente de Castilla, colaborador de Fernando, Rey Católico, además de un personaje clave en la llegada de Carlos I a España.
En estas dos primeras salas y secciones se muestran también otras tres más interesantes piezas artísticas: la campana de Valdelagua, un lienzo de 1485 con la imagen del cardenal Cisneros y la pintura sobre tabla que recrea el santo entierro del denominado señor de Pozancos, cuadro anterior a 1516.
Por fin, la sección 3 de la exposición, todavía en el museo, su patio o claustro central, lleva el epígrafe de «El sueño de Cisneros». Se corresponde esta sección con la tercera etapa de su vida, que se inicia en 1495, con su nombramiento como arzobispo de Toledo y constituye un largo periodo de servicio a la Corona de Castilla y la civilización, colonización y evangelización de América, además de contribuir al desarrollo cultural del Renacimiento naciente.
Esta tercera unidad temática recopila piezas interesantes, como una réplica de la imprenta del siglo XVI que sirvió para que viera la luz la Biblia Políglota Complutense (edición completa de la Sagrada Escritura en sus tres lenguas originales –hebreo, arameo y griego-, junto, en una cuarta columna, de la traducción latina, la Vulgata). Otras piezas que se expresa en la patio del Museo reflejan a Cisneros predicando, una fachada del colegio mayor San Ildefonso de Alcalá de Henares (cuna de la Universidad de Alcalá, fundada por Cisneros en 1499) un facsímil de «Vita Christi», el primer ejemplar salido de la imprenta complutense, también impulsada por Cisneros, y obra de Ludolfo de Sajonia, en 1502 y que se conserva en la Biblioteca Nacional de España.
8.- ¿Qué encontramos en la catedral insertado en la exposición?
Cinco lugares de la catedral de Sigüenza han sido para la exposición especialmente identificados y señalizados al efecto. El primero de ellos es la ya fachada de la capilla de la Anunciación (más popularmente conocida como capilla de la Inmaculada). Desde ahí, el visitante es introducido en el claustro. En dos de las salas claustrales (también se muestran la sala de las tapices del siglo XVII y la sala de la capilla de la Concepción con la Anunciación o Encarnación de El Greco), aparecen diecisiete vestidos de la época cisneriana. Son vestuarios utilizados en las series histórica de TVE (Isabel, Carlos rey emperador y La corona partida). Los trajes se hallan en las salas románicas y capitular de verano (esta última también denominada capilla de la Virgen de la Paz o sala de grados de la universidad seguntina).
Retornados al interior catedralicio seguntino, nos aguardan otros cuatro lugares: el coro renacentista, el púlpito gótico del cardenal Mendoza, la capilla del Doncel y la antigua puerta de la cadena (actualmente puerta del mercado), desde la que Cisneros, como provisor del obispado y alcalde mayor de Sigüenza, impartía justicia todos los sábados.
9.- ¿Cuál es la ruta cisneriana en la ciudad de Sigüenza?
A través de la puerta catedralicia de sureste, la puerta de la cadena o puerta del mercado salimos a la ciudad, salimos, concretamente, a la Plaza Mayor, actual palacio consistorial, antigua casa del deán. Desde aquí, podemos comenzar la ruta cisneriana por la ciudad, cuyas dos primeras etapas (el Museo, antiguo palacio del obispo Fernando de Luján y después del ya citado Juan López de Medina; y la catedral con su contaduría), ya conocemos.
Desde la Plaza Mayor de Sigüenza nos aguardan otras nueve paradas cisnerianas en la ciudad alta: la puerta del sol y la travesaña baja, la iglesia románica de Santiago, la barbacana y el castillo-palacios de los obispos (actual Parador Nacional de Turismo), la iglesia románica de San Vicente y al contigua casa del Doncel, la plaza nueva o plazuela de la cárcel (antigua sede del ayuntamiento), la puerta del hierro y la judería nueva, la puerta del portal mayor y la morería, la calle del hospital de la san Mateo y la segunda y última sede la universidad seguntina (actual edificio del obispado y del archivo diocesano y antigua escuela universitaria de Magisterio).
10.- ¿Por qué merece la pena viajar a Sigüenza para conocer esta exposición?
En primer lugar, porque Sigüenza y no digamos su catedral –una de las diez mejores catedrales de España- lo merece. Sigüenza está tan solo a 130 kilómetros de Madrid, 200 de Zaragoza, 330 de Valencia. Sigüenza es un museo por donde vayas y adonde vayas. Cuenta, además, con una magnífica gastronomía. Sus mil metros de altitud le otorgan un clima muy apto ante los rigores del verano. Y su entorno natural, como el vecino parque natural del río Dulce, es también muy hermoso. No hay ni una sola razón para no venir, para no conocer Sigüenza; y a las tantas y tantas razones para hacerlo, se añade ahora «Cisneros: de Gonzalo a Francisco».
Sigüenza es la ciudad del Doncel, la célebre escultura yacente de un joven soldado muerto pero erguido y vivo. Sigüenza es ciudad medieval, renacentista, barroca e ilustrada. Un acertado y certero lema turístico seguntino reza «Búscame en Sigüenza». Pues eso: en Sigüenza y en su catedral te esperamos con los brazos abiertos. No te arrepentirás.
Jesús de las Heras Muela
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