Madrid (Martes, 31, 01-2017, Gaudium Press) Preciosas obras de la Inmaculada Concepción podrán apreciarse en el Museo del Prado hasta el 19 de febrero, gracias a la exposición temporal "Inmaculadas" que preparó la famosa galería madrileña con la donación que en 2015 realizó Plácido Arango, anterior presidente del Real Patronato del Museo del Prado.
La exposición reúne obras maestras de varios artistas españoles del Siglo de Oro que representaron la incalculable belleza de la Inmaculada Concepción entre las décadas de 1630 y 1680.
Inmaculada de Mateo Cerezo, pintada hacia 1660. |
Totas ellas muestran cómo el tema de la Inmaculada Concepción fue importante para la época, además de reflejar dos vertientes artísticas del momento: "la que subraya la intimidad, el recogimiento y la concentración, y la que presenta fórmulas barrocas mediante composiciones dinámicas y coloristas", como se expone desde el museo madrileño.
Javier Portús, Jefe de Departamentos de Pintura Española hasta 1700 del Museo del Prado, en un video difundido por el recinto expositor, explica el porqué de la exposición temporal: "En el año 2015 don Plácido Arango donó 25 obras al Museo del Prado, que tenían en común que habían sido realizadas por artistas españoles o estrechamente vinculadas al país. Cuatro de estas obras pasaron a integrarse a las salas del museo y el resto se las reservó en usufructo. Con motivo de ir dando a conocer esa parte de la donación que ha quedado en usufructo se ha organizado esta exposición que recoge cinco de esas pinturas; todas ellas representan Inmaculadas. Son Obras realizadas entre 1630 y 1682".
Señala que el tema de la Inmaculada tiene una relación directa con la pintura española, ya que mucho antes de que en la Iglesia Católica se definiera el Dogma de la Inmaculada Concepción a mediados del siglo XIX, éste ya estaba presente en el país Europeo. "Sin embargo en España funcionaba como una especie de dogma de fe particular desde mediados del siglo XVI. De hecho, para pertenecer a numerosas instituciones, a colegios profesionales, a ayuntamientos, etc., era imprescindible jurar defender la Inmaculada Concepción. Eso produjo dos consecuencias: por un lado, que numerosos pintores y escultores españoles se acercaran al tema, y en segundo lugar, en la representación de este tema en general alcanzaran cotas de calidad y de originalidad muy amplias en consonancias con la expectativa que creaba todo el asunto concepcionista de la sociedad española", expone Portús.
Inmaculada Concepción de Francisco de Zurbarán. Obra de 1635. |
De esta manera, el visitante que se acerque a la muestra vivirá a cinco décadas que fueron importantes para el desarrollo del arte barroco "Una época en la que se pasó de fórmulas naturalistas hacia esquemas compositivos y cromáticos que apuntaban a una dirección más decididamente barroca", agrega Portús.
Entre las obras se destacan dos Inmaculadas de Francisco de Zurbarán, a la que se añadió otra de este autor que ya pertenecía al museo desde 1956. Este artista es considerado uno de los más grandes pintores Inmaculistas del siglo XVII.
Un estilo más barroco se puede apreciar con la Inmaculada de Mateo Cerezo, pintada hacia 1660, donde su autor "ofrece una fórmula muy expansiva desde el punto de vista narrativo y desde el punto de vista compositivo y una fórmula también mucho más colorista que las anteriores, con una gama cromática bastante amplia, que apunta hacia una dirección decididamente barroca".
También se destacan las Inmaculadas de Juan de Valdés Leal, oleo que data del año 1682, y la obra de Francisco de Herrera el Mozo del 1670, que muestra una emotividad poco habitual para la época.
Con información del Museo del Prado.
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