José Joaquín León
Es una mujer que ha abierto caminos, con la determinación de cumplir con su deber. Volcó su esfuerzo hacia la docencia universitaria y la investigación, y lo ha sabido combinar con las humanidades como referencia. En un cierto momento la buscaron para la política, que ha sido un paréntesis.
Felicidad Rodríguez Sánchez (Cádiz, 1959) tiene ascendencia montañesa y gaditana. Sus abuelos paternos procedían del Valle de Tudanca, en Cantabria. El padre, Nazario Rodríguez, era propietario de La Abundancia, un bar que estaba en la esquina de Sacramento y Rosario Cepeda (donde ahora hay un local de El Fogón de Mariana). Su madre, María Sánchez Fraga, nació en Cádiz. La familia materna tenía vínculos con San Fernando y con la Armada.
En la casa de su abuela, que estaba en la calle Arbolí, nació Felicidad. Allí pasó los primeros años de su vida, hasta que cuando tenía seis años se mudaron a la calle Sacramento, esquina a Rosario Cepeda, primero a un piso que estaba arriba de La Abundancia, y después a otro enfrente. Tiene dos hermanos, Nazario (que vive en Sevilla, trabaja en Heineken y es padre de dos hijos, Alejandro e Irene) y Mercedes (que es farmacéutica y trabaja en una farmacia de la calle Feduchy).
Los primeros años escolares de Felicidad Rodríguez transcurrieron en el colegio de la Torre Tavira con las Hermanas de la Caridad. Después pasó a San Vicente de Paúl para el Bachillerato. Mantiene el contacto con muchas compañeras de entonces. Estudió el COU en el desaparecido Instituto del Rosario.
En los meses anteriores a entrar en la Universidad tuvo una duda importante. Había seguido el Bachillerato de Ciencias, aunque le atraían mucho las Humanidades. Y no tenía claro si estudiar Arquitectura o Medicina. No se equivocó. Se matriculó en la Facultad de Medicina de Cádiz y fue aprobando curso a curso. No se le atragantó ninguna asignatura, ni siquiera Fisio, con el profesor José Corral. De aquellos años estudiantiles recuerda que participó en una manifestación de batas blancas para pedir un hospital clínico en Cádiz.
En 1982 terminó la carrera. Fue alumna interna por oposición nacional. Consiguió una plaza de ayudante de clases prácticas. En 1987 defendió su tesis doctoral Estudio ontogénico de las estructuras vipergicas en el aparato digestivo del ratón. Se traba de ver cómo aparecían células a través del desarrollo embrionario. Para elaborar la tesis trabajó en el Hammersmith Hospital de Londres.
En 1989 obtuvo una plaza de profesora en la Facultad de Medicina de Cádiz. Se integró en el Departamento de Anatomía y Embriología. Junto a su maestro, José María de Castro, había empezado a trabajar en aspectos de genética médica. Ha estudiado diversas cuestiones científicas, relacionadas con enfermedades raras, entre otras líneas de investigación. Trabajó para el desarrollo de la genética, en colaboración con el Hospital Puerta del Mar. Ayudar a crear la especialidad de Genética Clínica fue un gran logro.
Junto a la investigación, la docencia y la actividad universitaria le han dado una gran proyección. No sólo en la Facultad de Medicina, también en la Universidad de Cádiz. Fue vicerrectora de Relaciones Internacionales desde 1995 a 2003, con el rector Guillermo Martínez Massanet. Pusieron en marcha los primeros proyectos de Erasmus y trabajaron para que se reconociera la homologación en el extranjero. También se gestaron los primeros intercambios de la Universidad de Cádiz con otras de Hispanoamérica y se creó el Aula Universitaria del Estrecho. Fue nombrada secretaria del CEURI, que aglutinaba a los vicerrectores internacionales de España. Todo eso favoreció la internacionalización de la UCA, tanto con Europa como con América.
Cuando terminó como vicerrectora, se centró en su labor como profesora de la Facultad de Medicina. No aspiraba a ser decana. Sin embargo, en 2005 dimitió el entonces decano, Juan Gibert. Algunos compañeros docentes le pidieron que se presentara. Fue así como se convirtió en la primera decana (y única, hasta ahora) de la Facultad de Medicina de Cádiz. Ejerció ese cargo desde junio de 2005 a noviembre de 2011.
Tuvo que lidiar con problemas como el del edificio de la facultad. Había un proyecto para remodelarlo desde 2003, con una inversión de 20 millones de euros. Pero surgió el debate sobre el nuevo Hospital de Puntales y el traslado de Medicina a Loreto. Al final, ni lo uno ni lo otro. Ese periodo coincidió con nuevos planes de estudios. Alaba el sentido de unidad del profesorado, y el esfuerzo para aplicar el plan de Bolonia.
Nunca pensó en dedicarse a la política, pero ha sido diputada del Congreso en representación del PP por la provincia de Cádiz, desde 2011 a 2015. Javier Arenas la había llamado, como independiente, para que colaborase con el comité de expertos de Andalucía que creó, en las áreas de educación y sanidad. Poco antes de las elecciones generales de 2011, el propio Arenas, por entonces líder del PP andaluz, le propuso incluirla en las listas por Cádiz. Salió elegida. En el Congreso de los Diputados reconoce que ha aprendido mucho, aunque con ritmos más lentos a los que estaba acostumbrada. Perteneció a las comisiones de Sanidad, Educación y Cooperación Internacional.
En las listas de diciembre de 2015 no fue incluida. Ya eran tiempos de la nueva política. El PP apostó más por su estructura de militantes que por profesionales como ella. Actualmente está afiliada. Participa en algunas reuniones, pero sin ningún cargo.
Tras dejar de ser diputada, se reincorporó en diciembre de 2015 a la Facultad de Medicina. Es profesora titular de Anatomía y Embriología, especialista en Genética médica. Asimismo es académica de número de la Real Academia Hispano Americana y de Medicina. Pertenece a la comisión deontológica del Colegio de Médicos.
Desde el año pasado es directora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en el Campo de Gibraltar, con sede en La Línea de la Concepción. La llamó César Nombela, al que conocía del CSIC, para proponerle el cargo. Allí organizan cursos de posgrado, seminarios y especialización.
Entre Cádiz y La Línea transcurre ahora su vida. Felicidad Rodríguez está soltera y sigue viviendo con su madre y su hermana en el piso familiar de Sacramento esquina a Rosario Cepeda. No es una nini que se ha quedado en casa (porque estudió y trabaja), sino que le gusta esa vida familiar. Así puede practicar una de sus grandes aficiones, que es la lectura. Su otra gran afición es viajar, sobre todo a Hispanoamérica.
Es más gaditana que gadita. Se vistió de piconera cuando era pequeña. Ahora lo que más le gusta del Carnaval son las chirigotas. Ve pasos en Semana Santa, pero con tranquilidad. Es hermana de la cofradía de Jesús Caído, en cuyas representaciones salió cuando era vicerrectora de la UCA y decana de Medicina. Es poco deportista. Lo pasó mal cuando sufrió una caída "tonta" en la plaza de San Antonio, con fractura de rótula.
Felicidad parece razonablemente feliz. Eso es lo que transmite. Su espíritu de superación la ha llevado a conseguir objetivos importantes. Su naturalidad y su sencillez han acompañado ese quehacer. Su casa siempre ha estado en Cádiz y tampoco alardea de eso. En realidad, no alardea de nada. Y ya no le apetecería cambiar su modo de ver la vida.
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