La CEE celebra la Jornada por la Vida
Manos que dan la vida
La parábola de la vida reflejada en unas manos. En ellas se esconden muchas primaveras e inviernos. Manos que en breve se llenarán de abrazos y otras que envejecen desgastadas por todos los que ya han dado. Manos que han tendido ropa húmeda, han hecho deberes, han limpiado muchos mocos y han curado cientos de heridas, trabajando de sol a sol, mientras sostenían un mundo, el nuestro, que tan solo sabiéndonos aferrados a esas manos cobraba sentido.
La Conferencia Episcopal Española celebrará el próximo lunes 4 de abril la Jornada por la Vida, con un mensaje claro: Cuidar la vida, sembrar esperanza. Los obispos nos recuerdan que «la vida humana necesita ser protegida desde el comienzo de su existencia y promovida y acompañada hasta su final. Como señala el Papa Francisco, no tiene sentido luchar por la protección de los animales, de los bosques y los océanos y no inmutarnos ante el drama del aborto».
Conviene escuchar despacio esta nueva llamada en defensa de la vida en todas sus fases, porque la auténtica ecología pasa por cuidar con mimo a nuestros semejantes desde el inicio de su existencia. Debería preocuparnos formar parte de una sociedad incapaz de defender a los más débiles. Esas manos que vemos en la fotografía protegen una vida que se afana en nacer para sonreírnos, que se aferrará a nuestras piernas en sus primeros pasos, que hará amigos, que a lo largo de su vida se planteará tener sus propios hijos. Alguien, en definitiva, que podría cambiar nuestro mundo y que al final de sus días buscará con las suyas el calor de otras manos.
La instantánea intuye momentos únicos, el primer contacto con el mar, la medalla de judo, el sobresaliente en Matemáticas, la primera nómina y hasta el desgarro de un adiós nunca esperado. Vida en mayúscula.
Cuando vea este cartel, déjese atrapar por esas manos y celebre la Jornada por la Vida sintiéndose orgulloso de funcionar con una lógica ajena a la que andamia el mundo.
Eva Fernández
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