domingo, 3 de abril de 2016

* EL PREGÓN DE UN DISCÍPULO: RAFA SERNA.





Y para terminar este atípico fin de semana en lo que se refiere a SED VALIENTES comparto con vosotros mi dominical artículo publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.

Este va dedicado al Pregonero de la Semana Santa de Sevilla Rafael González-Serna y al texto que declamó el pasado Domingo de Pasión que al día de hoy todavía desgarra mi alma con su mensaje apostólico, evangelizador y de vida que sigue transmitiendo tantas y tantas cosas.

Un Pregón y más si es de Semana Santa no solo es un mural donde se digan cosas muy bonitas y luego se olviden sino un mensaje de vida desde la óptica del cristiano-cofrade.

Este año de los pregones que he tenido el inmenso honor de escuchar me han llenado el corazón el de Pepe Vegazo en Jerez de la Frontera, el de mi querido y admirado Jesús Devesa en Cádiz y el de Sevilla de Rafa Serna que simplemente me ha desgarrado el mismo alma.

Jesús Rodríguez Arias



EL PREGÓN DE UN DISCÍPULO: RAFA SERNA


Siguiendo la línea de artículos en lo que he querido denominar como “Pascua de testimonio y coherencia” hoy quiero ofreceros mi particular opinión sobre el Pregón de la Semana Santa de Sevilla pronunciado el pasado Domingo de Pasión por Rafael González-Serna y no lo hago porque sea el de la capital hispalense sino porque el texto declamado y la forma de hacerlo ha llegado como un necesario maremoto resquebrajando tanta indolencia, tanto buenismo, tanta impostura y comodidad en la que hemos instalado incluso nuestra vida de fe.

Cofrade y Macareno de pura cepa, Rafa Serna, desde que empieza hasta termina el Pregón se entrega hasta la extenuación y no solo proclama la grandeza de una Semana Santa única en todo el mundo sino que baja a los soportales de las propia fe para hablar  a Jesús de tú a Tú delante de todos los que tuvieron el privilegio de contemplarlo en directo en el Teatro de La Maestranza de Sevilla así como el resto que seguimos con el corazón encogido de tantos sentimientos y emociones como las que compartía Rafa Serna desde el atril de tan insigne lugar.

De un conocimiento del Evangelio absoluto, con una fidelidad apostólica impresionante, con una valentía que rompió hasta los velos del templo, con una fe inquebrantable en Dios, con una humanidad y unos sentimientos que son propios de personas que han sido “tocadas” por una grave enfermedad y que han comprobado que la realidad no es precisamente lo que hemos querido contemplar en cada momento sino la que es nos guste o no.

Rafa Serna pronunció un Pregón que es en sí un inmenso poema desgranando verso a verso su Amor y su Fe.

Amor en Cristo y María, asideros de su vida en la propia vida, a su padre que ya está en los cielos, a su madre, esposa, hijos, Familia, amigos y hermanos de toda la vida, a Sevilla, sus devociones, su pasión rociera y macarena y sus pasiones vividas desde una fe rotunda, total, única que es en verdad la forma más normal de vivir la misma.

No puedo negar que el Pregón de la Semana Santa de Sevilla pronunciado por Rafael González-Serna me ha tocado literalmente el corazón hasta llegarme a emocionar porque lo siento muy mío por varias razones: Por estar perdidamente enamorado de Jesús, por su amor a la Madre de Dios y de todos, por su fidelidad incuestionable a la Iglesia, por su valiente mensaje apostólico, por sus recuerdos emocionados de esos “ayeres” que van alimentado el “hoy” de nuestra existencia, porque en él se puede tocar la fe y porque se nota que la persona que lo ha escrito y pronunciado ha sobrevivido, porque así Dios lo ha querido, a una dura y grave enfermedad. Sí, Rafa Serna ha escrito y declamado este extraordinario texto desde la óptica de una fe profundamente vivencial que cuando aparece la enfermedad se hace más humana, más sensible, más emotiva, más cercana...

Todos los que hemos superado, o por lo menos nos vamos manteniendo, una severa enfermedad miramos, hablamos, sentimos, emocionamos y nos entregamos a nuestra Fe y a nuestras Familias, que se convierten en los imprescindibles de la vida, de la misma manera que reflejó Rafa Serna en su pregón del pasado Domingo de Pasión, donde verso a verso desnudó su alma hasta llegar a entregarlo todo.

Os confesaré que lo he escuchado y visionado en varias ocasiones y en todas descubro algo nuevo que me hace sentir y emocionar por igual. La verdad es que no he logrado escucharlo del tirón porque es tanta la carga sentimental y de coherencia de vida en la fe que hace que un permanente nudo permanezca en mi garganta, mi piel se llegue a erizar, las lágrimas inunden mis ojos y sienta ese calor en el mismo corazón que noto cuando oigo hablar desde el Amor a Jesús que ha resucitado para salvarnos y darnos vida eterna a los que ansiamos algún día contemplar su rostro cara a cara.

Hoy, II Domingo de Pascua, he querido traer expresamente en este artículo el testimonio y la coherencia de vida y fe de Rafael González-Serna, Pregonero de la Semana Santa de Sevilla, cuyas palabras pronunciadas hace ya tres semanas no solo no han quedado en el “cajón del olvido” sino que a cada instante que pasa tienen más y más validez.

El Pregón de un discípulo: Rafa Serna.

¡Felices Pascuas!

Jesús Rodríguez Arias


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