AIN-. El Arzobispo libanés Simon Atallahteme por el futuro de los cristianos del Líbano, debido a la amenaza de desequilibrio demográfico que supone el elevado número de refugiados sirios que se encuentra en el país.
Así lo ha subrayado el antiguo Arzobispo maronita de Baalbek-Deir Al Ahmaren una conversación mantenida con le Fundación Pontificia Internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada: «Tenemos dos millones de refugiados sirios en el Líbano; muchos volverán a su país, cuando termine la guerra. Pero muchos refugiados se quedarán en el Líbano y, después de diez años, solicitarán la nacionalidad libanesa. ¿Qué será entonces de los cristianos?», dijo el Arzobispo Atallah, que dimitió recientemente de la dirección de su diócesis, por razones de edad.
«El Líbano se caracteriza por un equilibrio muy delicada entre las diferentes religiones. La mayoría de los sirios que se quedarán en el país son sunitas. Con ello queda arruinado el equilibrio religioso. Esto es un problema para nosotros». Mons. Atallahse apresuró a añadir que sus palabras no deben interpretarse como falta de solidaridad con los refugiados. «Nosotros somos muy solidarios y queremos actuar solidariamente; pero tenemos a la vista problemas evidentes; nuestro futuro está cuestionado».
Como ejemplo de los cambios demográficos, Mons. Atallah se refirió a su antigua sede episcopal deDeir Al Ahmar, situada en la llanura deBekaa, cerca de la frontera siria. «En la región viven ahora 9.000 sirios, mientras que en la ciudad misma solo hay entre 3.000 y 4.000 cristianos; es decir, los sirios suponen una gran mayoría». El Arzobispo Atallah añade que a la presencia de los refugiados van unidos numerosos problemas: «existe una competencia económica; bastantes sirios han abierto comercios y restaurantes». Además, ya antes de la crisis, gran parte de la mano de obra del Líbano estaba compuesta por sirios; está situación se ha agudizado ahora, afirma el Arzobispo: «por esto, los libaneses no encuentran trabajo».
Según Mons.Atallah, también surgen problemas en el ámbito de la moral pública: mujeres sirias se prostituyen con hombres libaneses; y viceversa, también mujeres libaneses se prostituyen con hombres sirios.
Además se están produciendo tensiones religiosas. Algunos musulmanes procedentes de Siria, sobre todo sunitas, han profanado símbolos cristianos con intenciones blasfemas. «Profanan cruces, estatuas de la Virgen, etc.»; también —prosigue diciendo el Arzobispo— se han hecho pintadas en muros con eslóganes anticristianos: «esto produce tensiones en la región», afirma el Arzobispo. A esto se viene a añadir la importación de problemas de seguridad debido a extremistas sunitas de Siria que han encontrado refugio entre correligionarios en el Líbano: «Los chiíes libaneses están a favor del régimen sirio; los sunitas, están de parte deDaesch (acrónimo árabe de ISIS). En la región en la que trabajo hay algunos pueblos sunitas, como por ejemplo Arsaly otros. Los sunitas constituyen un entorno favorable para Daesch; por esto, los miembros de Daeschpueden entrar en la región y refugiarse entre los sunitas».
Según Mons.Atallah, las tensiones regionales se inscriben también en el contexto de las experiencias que se hicieron en el pasado con la ocupación siria. «Tuvimos experiencias muy tristes con los sirios, que mantuvieron ocupado el país durante 30 años. Sufrimos mucho con ellos». Mons. Atallahse refería a la ocupación del Líbano por tropas sirias, que duró hasta el año 2005. «Hubo libaneses que fueron secuestrados y llevados por la fuerza a Siria; no se tiene rastro alguno de ellos; se trata de cientos, e incluso de miles de casos».
El Líbano también sufrió económicamente con la ocupación, pues muchas empresas abandonaron el país para establecerse en otros lugares. «Y por último, también mataron nuestra democracia; el Líbano era conocido por su democracia. Por ello, los libaneses no guardamos realmente ningún buen recuerdo de la ocupación siria».
Dando una mirada retrospectiva al tiempo de su cargo, Mons.Atallah dijo que sus relaciones con los musulmanes de la región, sobre todo con los chiíes, eran buenas. «No tuvimos dificultades con los musulmanes, sobre todo con los chiíes, que en esta región son la mayoría. Todo lo contrario: pude organizar dos visitas de nuestro Patriarca a nuestra región y no solamente visitó pueblos cristianos, sino también musulmanes. En todos lados le recibieron bien».
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