miércoles, 5 de agosto de 2015

* DESDE VILLALUENGA: A JOSÉ MANUEL Y DELIA




Llevaba ya demasiado tiempo queriendo escribir de esta pareja de personas muy queridas por nosotros y siempre lo he ido dejando aparcado aunque no olvidado.

Hoy me he levantado con ganas de hacerlo con el fin de  enaltecer a buenas personas porque al final lo que hagas, digas, pienses u opines es lo que de ti quedará para el recuerdo de los que un día vieron sus vidas plasmadas en una hoja de papel que por muy virtual que sea permanece en el corazón de quien lo escribe y a quienes va dirigido.

Antes que nada quiero agradecer profundamente la contestación de Ignacio Bonmatí Bohórquez al artículo que le dediqué en “SED VALIENTES” el pasado viernes 31 de julio en el cual intenté retratar la valentía y el coraje de un apasionado amante de la tauromquia y su buen hacer para conseguir que los sueñas se cumplan.

Gracias Ignacio porque tus palabras vinieron en el momento justo, adecuado y te reconoceré que incluso delicado por situaciones que te va poniendo Dios para ver cómo te enfrentas a ellas.

Ignacio Bonmatí Bohórquez; Jesus, no tengo palabras para agradecerte el artículo escrito ayer sobre mi. Es un honor haberte conocido y mas aún más en Villaluenga, lugar tan amado por ambos. Aparte de agradecerte también quería decirte algo, y es que todos esos artículos que escribes lo que muestra es amor. Amor por Villaluenga, por sus paisanos y amor por la vida. Todo eso te llevará a ser una persona recordada siempre por los que te conocen, ya que eres quien con tus artículos le sacaste una sonrisa a todas las personas que lo leen y reciben todo la pasión y el amor que pones en cada una de ellas.
Eternamente agradecido Jesús Rodríguez Arias , nos vemos pronto por nuestro paraíso.
Un fuerte abrazo

Llevamos tres años viviendo no en sino para Villaluenga del Rosario pues no hay minuto de nuestro particular día a día que no recordemos tan precioso lugar, sus cosas, vivencias, personas e incluso silencios.

Quién me iba a decir a mí que esa pareja siempre dedicados al pueblo, a sus hijos, nietos, como son Alonso Moscoso y su querida mujer los cuales veía salir de su coqueta casa enclavada en plena Alameda o esa señora de pelo cano, andares firmes y con la mirada puesta en sus propios pensamientos que luego podías verla en la quesería que ella rige donde sus quesos son únicos y extraordinarios pues eso tiene Villaluenga que puedes visitar una por una cuantas queserías existen en la localidad y en todas el producto es bueno y distinto a los demás. Sí, ver a Charo Oliva al frente de su quesería es vivir momentos de autenticidad mientras su marido Jesús está en la sierra firme y clara con su rebaño.

Dos momentos, dos Familias, que lo que son las cosas están entrelazadas.

Ellos por aquel entonces residían en Jerez hasta que con el tiempo se dieron cuenta que la vida en Villaluenga del Rosario es inmensamente mejor que en cualquier ciudad donde lo impersonal envuelve casi todo y solo los más íntimos son al final con quienes tratas.

Son José Manuel y Delia una joven pareja que se entregan a diario para hacer sus sueños, sus proyectos, su ideal de vida una realidad.

Delia, en eso sale a su madre, enfrascada con darle una vuelta más a la quesería mientras José Manuel se dedica a lo que en verdad le gusta y que es el mundo del caballo. Son unos padres dedicados a sus pequeñines, a su Familia así como a todos los que puedan echar una mano aunque esa “mano” sea el ofrecer esa amable, certera  palabra o una sonrisa llena de ternura en el momento adecuado.

José Manuel es un amante del deporte y lo puedes ver correr por las tardes-noches sea el tiempo que sea ya que le da igual que sea verano, otoño, invierno o la eterna primavera. En eso se parece a su cuñado Nito que siempre tiene esa meta “inalcanzable” para otros y que él sabe que a fuerza de entrenamiento y sacrificio se puede conseguir.

A Delia también le gusta hacer deporte pero creo que lo que  más le gusta es estar con sus hijos, con sus padres y demás Familia así con los amigos de siempre o esos que se van añadiendo según va pasando la propia vida. Lo mismo la ves caminando por la glorieta, que en la piscina, que en el parque infantil, en la Alameda o empujando el carrito de su pequeñín cuesta arriba o cuesta abajo y siempre con una palabra amable además de una eterna y cadenciosa sonrisa.

Debo reconocer que siento cariño y profunda admiración por ellos aunque últimamente no nos vemos demasiado y hablamos de vez en cuando si nos encontramos en algún lugar de nuestro bendito pueblo. Cuando estoy en Villaluenga suelo dar una o varias vueltas por las calles del mismo e intento recorrerlo entero porque me gusta estar en contacto con personas que me aportan en tanto con sus vivencias, sus recuerdos, su testimonio, su vida.

Soy de los que piensa, cuando la medianía de mi vida ya se ha instalado por derecho propio, que al tener un medio como el que dispongo con solvencia acreditada en el marco donde se mueve alguno puede pensar, ni le doy ni le quito la razón, que lo que llega es hablar y escribir de personas muy conocidas que su ejemplo, sea cual sea, pueda servir al resto. ¡Y en parte es verdad y tenemos que hacerlo! Aunque yo prefiero escribir de personas anónimas, de las que te puedes encontrar ahora mismo en cualquier sitio, porque lo cercano, lo que se puede tocar, es lo que verdaderamente transmite. Prefiero mil veces hablar de buenas personas aunque no sean archiconocidas pues sus vivencias, su día a día es lo hace que sean referentes en su ámbito y que  nos demuestra, ante la imagen gris desesperanza que nos quieren inculcar, que la vida, que nuestro mundo, nuestros pueblos con personas que ofrecen tanto sin pedir nada a cambio merece mucho  la pena seguir trabajando, luchando, sacrificándose, en mi caso escribiendo, para romper la tendencia gris por un verde esperanza como el que luce en casi todas las fechas del año los campos y prados de este bendito rincón llamado Villaluenga del Rosario.

José Manuel, Delia, querida Familia, os doy las gracias por ser como sois: ¡Puro corazón! ¡No cambiéis nunca porque somos muchos los que os tenemos como un referente en nuestras vidas!

Nos vemos en cualquier momento, situación o lugar de un pueblo que aparece eternamente cobijado entre montañas, donde Dios ha querido que encuentre la Felicidad haciéndome sentir con vosotros y todos los payoyos en mi propia Casa.

Recibid un fraternal abrazo desde el cariño y la amistad,

Jesús Rodríguez Arias








No hay comentarios:

Publicar un comentario