En Anjara, Jordania, una imagen de la Virgen en un pequeño santuario mariano dentro de un convento derramó lágrimas de sangre en 2010, ante la mirada asustada de una religiosa que estaba limpiando cerca.
El Patriarca latino de Jerusalén examinó el caso, lo dio por verídico y se colocó una placa junto a la imagen registrando el hecho, aunque falta un reconocimiento de más nivel con un análisis de su significación espiritual.
No es muy común en pleno siglo XXI que una autoridad eclesial católica dé un "visto bueno" ágil a un fenómeno de lacrimación. El hecho de que sucediera en un convento y en la presencia de una religiosa, y que no fuese acompañado de mensajes ni de más acontecimientos misteriosos puede haber facilitado el reconocimiento por parte de la Iglesia. Los restos de las lágrimas de sangre aún se observan en la imagen de la Virgen.
Aunque la religiosa testigo de los hechos es egipcia, el convento pertenece al Instituto del Verbo Encarnado y a su rama religiosa, las Hermanas de Matará, una congregación joven de origen argentino , por lo que ha contado con cierta difusión en lengua española, pero en general el suceso es poco conocido fuera de Jordania.
Explican más datos en la web en español "Amigos de Irak" del Instituto del Verbo Encarnado.
La Virge de Anjara, restaurada después de las lágrimas
Anjara, con tradición mariana y del profeta Elías
Anjara es una pequeña ciudad de Jordania. Está ubicada al noroeste de Jordania, en los Montes Galaad, y es nombrada en el Antiguo Testamento como Mispah de Galaad(Jueces 11, 29-40). A 7 km de allí nació el profeta Elías (las autoridades turísticas jordanas insisten siempre, en pugna con las israelíes, que Elías predicaba en el lado jordano del Río Jordán y que San Juan Bautista, que emulaba su ministerio, también lo debía hacer).
Anjara es de mayoría musulmana, pero cuenta con una parroquia católica y otra ortodoxa. La parroquia católica, dedicada a Nuestra Señora de la Visitación, tiene unos 600 fieles.
Hay tradición en el lugar -defendida por cristianos y musulmanes locales- de que Cristo y la Virgen durmieron allí en una gruta volviendo de Jerusalén, de camino a la Decápolis para predicar el Evangelio.
Aunque hay clérigos y comunidad católica allí desde mediados del siglo XIX, el pequeño santuario dedicado a la Virgen del Monte nació en la tercera década del siglo XX, una época de gran dinamismo de la comunidad local, cuando se fundó, por ejemplo, un hogar para niños huérfanos y abandonados que aún hoy atiende a unos 200 niños, hoy con el apoyo de las religiosas del Verbo Encarnado.
La familia del Verbo Encarnado en Jordania, junto a la Virgen de Anjara
En esa época el párroco, Yousef Salmeh Nammat, puso la actual imagen de la Virgen María (italiana, tiene entre 150 y 200 años) en un pequeño santuarioimitando una gruta, como la que dice la tradición que alojó a la Virgen.
La musulmana que soñó con la Virgen
Muy pronto sucedieron algunos signos portentosos. Por ejemplo, una mujer musulmana soñó con la Virgen. "Hija mía", dijo la Madre de Jesús en el sueño, "¿qué deseas de mí? Visítame". La musulmana acudió al lugar, con su marido, y le pidieron un hijo varón porque ya tenían 5 chicas. Nueve meses después dio a luz a un chico, y así se lo contó al obispo católico cuando lo vio en el hospital.
El caso es que en Jordania no hay más santuarios marianos que este, que actualmente congrega unas 4.000 personas en las fiestas grandes de la Virgen, y oficialmente ni siquiera tiene la categoría de santuario. A esta Virgen la llaman Nuestra Señora del Monte, o bien, la Virgen de Anjara. Con la llegada de más fieles, la antigua gruta se amplió, con una ermita, y luego con el actual templo.
En 2003 llegaron a Anjara los religiosos de la familia del Verbo Encarnado, y en 2005 el padre Hugo Alaniz como párroco.
El día que la Virgen lagrimó sangre
El día 6 de mayo de 2010 tuvo lugar el suceso de las lágrimas. Lo cuentan así los religiosos del Verbo Encarnado en su web en español:
“Una de nuestras hermanas, mientras limpiaba el Santuario, al empezar a limpiar alrededor de la puerta cerrada de la gruta donde está la imagen de Nuestra Señora del Monte -cuyas llaves de la puerta están en nuestra casa-, vio a través del vidrio como que la imagen parpadeaba. Pensó en ese momento que podría haber sido por el reflejo del agua que hubiese quedado en el vidrio. Pero al acercarse a la imagen vio que su aspecto era no ya de madera sino que había tomado un aspecto natural. En ese momento la Virgen parpadeó de nuevo e inmediatamente empezaron a caer dos lágrimas de sangre de sus ojos. La hermana no pudo contener sus nervios, se asusto y gritó. Dos de las niñas que trabajaban con ella vieron también el hecho, mientras la hermana ya en la puerta del Santuario con señas trataba de explicar a otras personas lo sucedido. La imagen tomó un aspecto natural, como de una persona viva. La hermana que la vio dice: “los ojos se me fueron a la imagen”, expresión literal traducida del árabe que significa que se sintió atraída a mirar la imagen. Luego de haber caído dichas lágrimas cesó el llanto quedando las mismas sobre las mejillas de la imagen. Allí se secaron".
Esta religiosa pertenece al Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (la rama femenina del Instituto del Verbo Encarnado), es de nacionalidad egipcia, su familia es ortodoxa, y ella se llama Mariam Um al-Kanisa, que significa María Madre de la Iglesia.
En el día que se celebran los hechos, el convento acoge visitantes ilustres llegados de distintos sitios de Jordania
La primera reacción la religiosa fue pensar que no estaba viendo bien y dice que se asustó mucho. Cuando contó lo sucedido lo hizo de modo sencillo y natural. Desde que sucedió lo de las lágrimas la gente la busca permanentemente, se puede decir que la persigue: quieren que cuente lo que vio, qué interpretación le da, qué le estaba rezando a la Virgen cuando sucedió. Ella intenta escapar de la gente. Cuando no lo consigue suele explicar: “¡Yo no estaba rezando, solo estaba limpiando!”
La investigación de la Iglesia
Las autoridades eclesiales que investigaron el caso fueron el entonces Patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal (que pastorea Israel, Palestina, Chipre y Jordania) y el obispo auxiliar para Jordania, Selim Sayegh.
Hicieron cerrar el santuario hasta que llegasen las hermanas del Rosario que son enfermeras y dirigen un importante hospital en Irbid, al norte de Anjara, para hacer el análisis de las lágrimas que habían bajado de los ojos de la Virgen. Ese análisis confirmó que se trataba de sangre humana. Los testigos fueron interrogados y considerados veraces. La posibilidad de fraude se desestimó.
Queda por promulgar un análisis espiritual de los hechos, pero por el momento las autoridades han permitido una placa describiendo el hecho en el lugar. El párroco piensa que es un gesto de la Virgen que llora especialmente por la Iglesia que sufre.
Oración del Padrenuestro en la misa commemorativa
Cuando se conoció el evento sorprendente, aumentaron las confesiones, la asistencia a misa, la llegada de peregrinos y la devoción popular en la ciudad y en buena parte de Jordania. Incluso muchos musulmanes se acercan al santuario.
Cada año, el tercer viernes de junio, la parroquia commemora el hecho con un rosario, una misa festiva y una procesión con himnos marianos. Se juntan hasta 4.000 personas, incluyendo cristianos de distintos ritos e iglesias, y también algunos musulmanes.
(Publicado originariamente en www.carifilii.es)
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