martes, 26 de agosto de 2014

PARA MEDITAR.


Lleno de significado el relato de aquella señora: Fue al hospital de niños, llevándoles golosinas y juguetes; iba pasando de una cama a otra depositando en las manos de los enfermitos su obsequio; pero una niña enferma no quiso recibir nada, mientras presentaba un rostro tristón. 
Al preguntarle por qué no quería recibir ni juguetes ni golosinas, respondió que no era eso lo que ella esperaba. Se le preguntó de nuevo qué esperaba, que deseaba, y ella replicó: 
- Lo que yo espero es que alguien me de un beso. 
Dirás que es una puerilidad, pero es que son muchas las personas que en su interior llevan un niño que fácilmente se despierta y no deja de llorar hasta que le dan lo que necesita. 
¿Por qué no te preocupas de descubrir al niño de cada uno y de darle un poco de afecto, algo más de bondad, una sonrisa, una compañía al menos de media hora de conversación? 
El mundo se muere por falta de afecto, por frío de corazones, por alguien dispuesto a "perder el tiempo" escuchándole. 

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