EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»" (Oficio de Lecturas). Aunque esta palabra está dirigida al profeta Jeremías, por el bautismo todos somos destinatarios de la misma y a todos nos implica. Desde el origen, el Señor ya nos tiene "pensados" y estamos consagrados para Él y llamados a participar de su misión. Es verdad que no todos tenemos cualidades de profetas, de predicadores, de oradores. Pero sí todos debemos denunciar las injusticias, anunciar la "Buena Noticia" y proclamar su palabra. Y no todos debemos ser "Marías" (de Betania), también debemos ser "Martas". Por lo tanto, todo bautizado deber descubrir –y realizar– la misión a la que el Señor le llama, de una forma o de otra. A veces está misión se nos hace "grande", difícil, costosa e "incumplible". Pero no debemos olvidar que es obra de Dios y Él ya ha prometido al profeta "No les tengas miedo, que yo estoy contigo". Animados por esta promesa del Señor, agradecemos que se fije en nosotros y le pedimos nos ayude a cumplir con fidelidad la misión. Santa María, Maestra de profetas, ruega por nosotros.
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