Pues lógicamente no...
Cuando empecé a idear mi artículo de todos los lunes quería hacer constar el estado emocional de todos cuantos hemos estado confinados y que afortunadamente no hemos sido tocados por el maldito Coronavirus. Todo bien era la respuesta a cualquier saludo.
Pero todo no está bien cuando España está como está y sobre todo en manos de unos dirigentes sin ningún tipo de escrúpulos...
Jesús Rodríguez Arias
Pues lógicamente todo está no bien cuando más de 28.000 compatriotas han muerto por culpa del Coronavirus, decenas de miles de familias han quedado destrozadas por esta crisis sanitaria sin precedente y millones ya engrosan las filas del paro y la precariedad, es decir el hambre, ha vuelto ha transitar las calles de España.
No, todo no está bien y cuando amaine el temporal del virus propiamente dicho vendrá otra “pandemia”: La de la pobreza, bajada de sueldos y pensiones mientras comedores sociales y Caritas volverán a estar a rebosar porque mucha más gente de lo que nos imaginamos lo va a pasar muy mal. El Coronavirus ha destrozado decenas de miles de vidas pero no debemos obviar que la crisis económica también hará estragos en millones de españoles que perderán todo.
Todo bien no puede estar España en su conjunto cuando las mentes preclaras, que no pensantes, quieren reconstruirla. Pienso que el término de reconstrucción está escogido con cierta premeditación pues quieren llevarnos a esa engañosa “nueva” normalidad donde nos quieren meter lo que ni necesitamos mientras acaban con el actual modelo económico y social con todo lo que eso conlleva. Aquí no necesitamos una “reconstrucción” sino una reactivación, una recuperación, para volver a generar riqueza, empleo y estabilidad. El español de a pie no necesita vivir de subvenciones variadas sino de lo que genera su trabajo.
Todo no puede estar bien cuando se hacen pactos de tapadillo con los herederos de ETA o se quieren cargar el mundo de los toros, defenestrar la Tauromaquia, porque quienes nos gobiernan tienen una visión sectarista de todo, también de la Cultura. Todo no puede ir bien cuando quienes deberían garantizar la recuperación lo que hacen es dinamitar los pilares en los que se asienta España.
El “todo bien” lo aplicamos entre nosotros mismos, los que hemos estado confinados en nuestras casas, los que hemos sigo atosigados por los cuatro costados por el terror de un virus que todos los días dejaba cientos de víctimas, los que hemos aplaudido cada tarde a las ocho por los sanitarios, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas amén de un largo etcétera que se iba añadiendo, según iban pasando los días, entre la desesperación y el desasosiego de estar metidos entre cuatro paredes sin poder hacer absolutamente nada mientras conocías casos y personas cercanas a ti que habían caído en las garras del maldito virus.
Sí, os hablo de la gente normal y corriente, de nosotros, y no tanto de los que detentan el poder, sea cual sea, pues estos parecen demasiado alejados de la realidad o por lo menos de la nuestra.
Antes de la pandemia tú le preguntabas a alguien como estaba y te decía que regular, qué si estaba delicadillo de salud, le dolía hasta el alma, tenía un catarro o que ya estaba hasta el flequillo del trabajo, de la familia, de todo lo que le rodeaba. Antes de que nos azotara el COVID-19 estábamos demasiado ofuscados y ocupados como para perder tiempo con los demás e incluso con nuestros mayores a los que hoy echamos tanto de menos.
Ahora es distinto, dos meses largos en casa han hecho que cambiemos la mentalidad ya que el miedo y la muerte han entrado en nuestros hogares por medio de la televisión, la radio, los periódicos e internet. Todo esto ha hecho que nos hayamos reprogramados y ese ánimo quejumbroso se nos ha venido abajo como un edificio en ruinas. Cosa que se ha visto reflejada cuando hemos tenido “permiso” para salir y nos hemos encontrado con vecinos y conocidos, a los que nos hemos alegrado una inmensidad de ver cuando antes los esquivábamos.
¿Cómo estás? a modo de particular saludo y la contestación: ¡Todo bien!
Sí, todo bien porque ni nosotros ni nadie de nuestras familias, gracias a Dios, hemos enfermado por el Coronavirus aunque conozcamos casos cercanos. Todo bien porque de golpe y porrazo hemos visto el dolor, el miedo y la muerte en la puerta de casa como para quejarnos por una tontería.
Nosotros hemos aprendido la lección y damos más valor a lo que en verdad lo tiene. Nosotros no nos parecemos a los que nos gobiernan porque ellos solo miran sus espurios intereses que no suelen ser los nuestros.
Jesús Rodríguez Arias
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