La "nueva" normalidad que se quiere instaurar en España es en sí un cambio radical en nuestra forma de vivir donde nada de lo anterior a esta pandemia quedara en pie.
Una "nueva" normalidad que tocará todos los ámbitos de la vida así como en los valores, la Fe y nuestros derechos fundamentales.
Y de la "nueva" normalidad, que hoy ha comenzado con la fase 1, va mi semanal tribuna en Información San Fernando.
Jesús Rodríguez Arias
NUEVA NORMALIDAD
La nueva normalidad que machaconamente nos repiten desde el gobierno es en sí la antesala del nuevo orden mundial que quieren instaurar sí o sí en todo el globo terráqueo donde ganan los de siempre y perdemos los demás.
Una “nueva” normalidad que quiere reglamentar nuestra vida al milímetro y con esto del Coronavirus meterse hasta en nuestra alcoba o como diría Cheri; “con cosas de la wii”. Sí, no exagero pues ya hay un estudio que aconseja como deben ser las relaciones sexuales a partir de ahora. Permitidme que no entre en detalle porque pienso sería una falta de respeto hacia vosotros amén de una oportunidad única de usar la lacerante ironía contra las mentes “pensantes” que quieren dirigir nuestras vidas a su antojo.
Si viviera mi madre diría: “Cosas del culo” aunque me quedo con una frase de mi hermano Leo cuando hace unos días puse el enlace con esta noticia: “Se quieren meter hasta en nuestra cama” y es verdad porque también de eso va la “nueva” normalidad.
El Coronavirus se lo ha puesto en bandeja a los que mangonean todo para hacer un ensayo general a nivel mundial de cómo manejarnos. En estos meses la libertad personal ha desaparecido ya que todos hemos estado confinados, se ha atacado con virulencia la libertad de expresión, de opinión, hasta límites insospechados. Eso de “monotorizar” las redes, que son el pulso de lo que piensan los ciudadanos, para eliminar o bloquear comentarios y perfiles que causen “estrés” social o desafecto hacia nuestros gobernantes es para mí una auténtica desvergüenza propia de mentes totalitarias que no aceptan la libre opinión de sus conciudadanos. Una voz única para un pensamiento único es lo que pretenden instaurar mientras nos dan migajas y nos distraen con cosas como salir para hacer deporte, pasear o sacar al perro. Es verdad que la pandemia es de una gran virulencia, es verdad que los efectos han sido devastadores, que se lo digan a las familias que han quedado destrozadas, es verdad que tenemos que hacer caso de los consejos médicos en cuanto a nuestra actuación diaria pero una cosa no debe quitar la otra.
Una “nueva” normalidad que interfiere en la forma de vivir nuestras creencias ya que al igual que en la cama quieren reglamentar hasta la liturgia en las Misas. Pienso que el gobierno andaluz debería meterse en otras cuestiones pues tiene muchas sobre el tapete aunque también digo que no lo está haciendo mal del todo pues lo cortés no quita lo valiente.
Opino que la Iglesia ha quedado algo “tocada” con esta pandemia pues salvo algunos obispos y unos cuantos curas que han optado por mantener las Iglesias abiertas estas se han cerrado a cal y canto dejando a los fieles solos cuando más necesitaban rezar y recibir los sacramentos. Algunos sacerdotes, viendo la imposibilidad que sus templos pudieran seguir manteniendo el culto han posibilitado, por medio de laicos comprometidos, el poder abrir todos los días algunas horas para que los fieles pudieran ir a rezar, otros han ofrecido la Misa y meditaciones por las redes sociales.
La “nueva” normalidad que defiende un día sí y otro no el gobierno en verdad no existe porque lo normal no pude ser nuevo. Es como la desescalada, un término invetado con el que quieren mostrarnos las fases previstas para que todos volvamos a nuestra vida normal y corriente si ellos nos lo permiten.
Pero de esta situación tenemos que salir arrimando el hombro entre todos, no con el sablazo económico que se prevé nos den, sino desde la voluntad de hacer las cosas bien. Me atemoriza ver fotografías y vídeos de ciudades y pueblos grandes llenos de gente en la calle, muchas de ellas sin guardar las distancias de seguridad, sin mascarillas ni guantes, como si no pasara nada, como si los miles de contagiados y fallecidos no existieran. Así vamos para atrás, no para delante.
En verdad pienso que la “nueva” normalidad es en verdad una nueva realidad donde todo lo que pensábamos, creíamos, atesorábamos, ya no tiene validez alguna. Quieren hacernos ver que después del COVID-19 se abre una nueva era en la que todo lo anterior es pernicioso y sobre todo si es tocante a los valores, a nuestra Fe y a nuestros derechos fundamentales.
Jesús Rodríguez Arias
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