Marta Latorre
- El archivo nació en el mismo año que se consagró la Catedral. Para que un templo sea considerado catedral lo primero que tiene que tener es un archivo, así que estamos hablando de mediados del siglo XIII.
- ¿Qué tipo de documentos podemos encontrar?
- El archivo realmente tiene dos partes. Se habla siempre de archivo, pero es un Archivo Biblioteca. Por una parte, está la biblioteca que contiene 3.700 volúmenes y ahí hay de todo: manuscritos, incunables y documentos actuales. Es una biblioteca clausurada. Es decir, no está abierta al público, no se hacen préstamos, prácticamente no se reciben títulos ni hay contacto con otras bibliotecas. Eso sería lo que conocemos como biblioteca y, después, está el archivo que se divide en la parte documental y lo que llamamos el archivo musical, que es la zona más importante de todo el archivo.
- Este archivo, el musical, está considerado como uno de los mejores de Europa.
- Si, es una parte bastante importante. Es sorprendente para una diócesis tan pequeña como esta. Hay autores que lo califican como uno de los mejores archivos de Europa e, incluso algunos, dicen que del mundo. Sobre todo por la parte de música renacentista. Destaca el Manuscrito 2-3 -uno de los manuscritos musicales más importantes del Renacimiento español y la fuente más rica conservada de polifonía religiosa hispánica- del que solo hay otra copia más en el mundo en la Catedral de Colonia, que recoge la música de la corte de los Reyes Católicos. Este sería el “buque insignia” de esta parte, pero hay más música renacentista con gran valor en este archivo.
- Del resto de documentos que podemos encontrar aquí, ¿cuál destacaría?
- Todos los documentos tienen realmente un valor destacable. Hay gente que cuando viene a visitar el archivo pregunta por el precio de algún documento. Pues lo valen todo y no lo valen nada. Porque aunque algo cueste un millón de euros nadie se mueve de su casa para ir a verlo, o nadie va a venir a investigar un documento porque cueste esa cantidad. Realmente estos documentos no tienen un valor material, sino histórico. Por eso cada documento tiene un valor y ese valor es incalculable.
A parte de que hay algunos que históricamente son muy importantes los que, digamos, son de segunda categoría también tienen su valor. Luego tiene mucho que ver el gusto de cada uno, sus preferencias. A mí particularmente me gusta mucho la carta que escribe Cristóbal Colón a los Reyes Católicos comunicándoles el descubrimiento de América por todo lo que significa. Pero como digo va en gustos. Por ejemplo, para la historiadora de la música, Tess Knighton, cuando vio el Manuscrito 2-3, al que había dedicado toda su vida, se emocionó hasta las lágrimas. Obviamente, esa era la obra con más valor para ella. O un grupo de judíos de Nueva York que nos visitó y tuvo la ocasión de contemplar las guardas con fragmentos de la Torá de los sefarditas. Para ellos sin duda ese era el documento más valioso.
- ¿Y el más curioso?
- Hay bastantes. Hay uno que a mí me lo parece especialmente y que contiene las cartas de la Venerable María Jesús de Ágreda que se carteaba con el rey Felipe; por una parte estaba la carta de la Venerable y, por el otro lado, la contestación del monarca. Son documentos muy curiosos y, desde el punto de vista histórico, muy valiosos porque reflejan cosas importantes de la época. Algo que a mí como historiador de las religiones me llamó especialmente la atención es que tenemos un incunable de un teólogo protestante, publicado a los pocos años de que Lutero se alzara contra la Iglesia. Me sorprende que llegara a Tarazona un documento de estas características.
- En cuanto a la temática de lo que aquí se conserva ¿qué podemos encontrar?
- Tenemos libros religiosos, de filosofía, de astronomía, de derecho… Por ejemplo, de derecho tenemos el Digesto completo (una obra jurídica publicada en el año 533 d.C por el emperador Justiniano), cosa que no es habitual, y que además descubrimos hace relativamente poco gracias a un grupo de profesores universitarios de la Universidad Juan Carlos I, que vinieron a participar en los Cursos de Verano que se organizan todos los años. De hecho, lo hemos restaurado. Yo siempre digo que el gran fondo bibliográfico con el que contamos se debe al gran nivel académico de los canónigos que pasaron por esta Catedral. Aquí tenemos libros de Averroes, Platón, Aristóteles… Estaban a la última.
- Los documentos y libros que se encuentran en este espacio son muy antiguos y alguno se habrá restaurado. ¿Cómo se lleva a cabo esta tarea?
- Sí, claro que hay documentos restaurados. Desde que yo estoy de canónigo archivero, las restauraciones han sido realizadas por la Diputación Provincial de Zaragoza, y anteriormente también, y luego ha habido alguna restauración privada. Se ha notado bastante la clausura de la Escuela de Restauración de la DPZ. Esperemos que la vuelvan a abrir porque el servicio que prestaba a la sociedad era muy importante y con magníficos profesionales.
- La digitalización es un paso que todos los archivos realizan y que a día de hoy parece necesario e imprescindible. ¿Hay muchos documentos digitalizados?
Gracias a un convenio con la DPZ hay algunos documentos que están digitalizados. Aproximandamente, un veinte por ciento del archivo está digitalizado. Hay que seguir con ello porque es una manera de que el documento no sufra.
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