«Con la edad, nos volvemos más creyentes», reconocía el célebre actor, fallecido este jueves a los 90 años al presentar la obra de teatro «Enfrentados», en la que interpretaba a un sacerdote
«Eso nos pasa con la edad, que nos volvemos más creyentes», decía Arturo Fernández entrevistado en septiembre de 2014 por ABC, fallecido en la madrugada de este jueves, al hablar de su última obra de teatro, Enfrentados, comedia en la que interpretaba a un sacerdote al frente de una parroquia conservadora y rica de Madrid, en contraposición a un cura joven e inconformista.
Poco después del estreno irrumpió la elección de Francisco, lo que, decía Fernández, «suma actualidad» a la trama, «porque sus palabras nos ayudan a no tener miedo y a decir las cosas».
Al referirse a su último papel teatral, repasando los «personajes frívolos» que representó a lo largo de su carrera, el actor aseguraba necesitar «ese cambio», si bien acto seguido volvía a su habitual registro humorístico y bromeaba sobre lo bien que le sentaba e clergyman. «Creo que el Vaticano ha mandado a un emisario para ver cómo voy yo y cómo hablo en el púlpito», decía.
«El clergyman me sienta que es la leche», abundaba poco después en La Vanguardia, bromeando también sobre su fama de seductor. Al recordarle el entrevistador que llevaba 50 años casado con su mujer, Arturo Fernández reconocía que, en contra de lo que sugiere su fama de galán, «nadie a conquistado menos que yo. Ten fama y échate a dormir».
Y hablaba sobre sus preferencias políticas, declarándose próximo al PP, pese a ser hijo de un militante de la CNT. «Franco a mi lado era comunista», aseguraba. Eso sí, de mil amores se tomaría una cerveza con Pablo Iglesias. «¿Por qué no? Seguro que es simpático. Y es un hombre inteligente, cuidado».
R. B.
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