Redacción (Sábado, 04-05-2019, Gaudium Press) De la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de Coromoto, Patrona, Reina y Madre de la hoy atribulada nación Venezolana, solo se conocen réplicas muy bonitas tanto en busto como en vitelas y pinturas. La original es un misterio.
La historia de Ella nos remonta a los tiempos de la evangelización y a la diabólica resistencia que estaba poniendo al cristianismo el antropófago caribe cacique Coromoto. El milagro está relatado en muchos documentos de la época y hoy se encuentra fácilmente en cualquier enciclopedia y hasta en Youtube.
Lo que se sabe es que ese original era apenas un pequeño papelito o pergamino del tamaño de una estampilla filatélica que le reemplazó en la mano al endemoniado cacique la macana cuando le iba a dar un golpe soberbio a la propia Virgen María, que se le hizo presente en el bohío para invitarlo a bautizarse. Ese milagro lo testimonió el mismo cacique, sus mujeres y uno de sus hijos. El hombre se convirtió y murió poco después bautizado tras haber llevado a toda su tribu a la misión donde recibieron el sacramento y se organizaron para vivir en un pequeño poblado al buen estilo de los cristianos.
El milagro es maravilloso porque la Virgen María venció con un dulce y misericordioso prodigio, el contumaz odio de este pobre aborigen endurecido por años de consumo de chichas, guarapos y yerbas alucinógenas. Venezuela se disparó en su carrera hacia la evangelización y la cristiandad, pero después vino el enriquecimiento repentino del petróleo que embadurnó el corazón de algunos de sus dirigentes entregados al saqueo económico para enviar sus inmensas "ganancias" a los bancos del extranjero y vivir en la opulencia tal vez sin mucha fe ni caridad cristiana. El resultado del oro negro, (y bien negro) como acostumbran a llamar a ese resto fósil del Diluvio Universal, instauró en la mentalidad del promedio de los venezolanos vivir del subsidio y no del trabajo arduo y duro para conseguir el pan de cada día. Poco a poco muchos de ese buen pueblo de Dios se acostumbraron a la ‘buena vida', al que la Santísima Virgen de Coromoto, su patroncita y protectora cuidaba a pesar de tanta ingratitud y falta de correspondencia amorosa para con Ella. Pero todo tiene su límite y hasta la mejor madre puede resolver poner en una prueba tremenda la fidelidad de sus hijos, tal como lo hizo con la inocente Santa Bernardita y los fieles pastorcitos de Fátima a los que nunca les faltaron tribulaciones, aflicciones y perplejidades pese a su piedad y sin que los ojos maternales y misericordiosos de Ella dejaran de estar posados segundo a segundo sobre sus pobres hijos.
Los últimos gobiernos descuidaron terriblemente la educación de su pueblo y ni siquiera se preocuparon al menos por la instrucción y capacitación de las gentes, ya que educar es otra cosa. Una sombra de ocio e indiferencia fue cayendo sobre toda la nación hasta en muchos lugares llegan a prevalecer la superstición y el culto a divinidades aborígenes como lo promovió un reciente gobierno sumido en la demagogia y la arbitrariedad.
¿Cuál será el desenlace de todo esto? ¿Una sangrienta guerra civil? ¿Un régimen todavía más tiránico y brutal al estilo Corea del norte o China? Nada se saca con propuestas políticas y económicas mientras al menos una buena parte de la querida nación hermana, no vuelva con sinceridad y abnegación al seno de una auténtica cristiandad, ojalá conducida por sus genuinos pastores espirituales, esto es los ministros de nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, dispuestos a resistir hasta martirio y difundiendo el aroma de la buena doctrina de Cristo Nuestro Señor, así toque increpar duramente el fariseísmo y la traición, proclamando la verdad entera y sin tapujos de lo que realmente condujo a la nación al actual estado de cosas, cuando se persiguió y expatrió a algunos de quienes proponían la defensa de la religión, la familia y la sociedad cristiana hace más de treinta años atrás.
Para comenzar, que promuevan ya cuanto antes, ojala en este mes de mayo, una revitalización de la devoción a María Santísima antes que sea demasiado tarde y el incendio petrolero se esparza por toda américa del sur como fuego que solamente el manto maternal de la Virgen María podrá extinguir, pero tras un periodo de mucha purificación aunque sea dolorosa, a fin de que esas nuevas generaciones de niños inocentes hoy sufriendo terriblemente, puedan vivir en paz y prosperidad.
Por Antonio Borda
No hay comentarios:
Publicar un comentario