Dos sacerdotes de la Iglesia clandestina fueron arrestados por las autoridades chinas en la provincia de Hebei.
Según informa UCAnews, una fuente refirió que los presbíteros arrestados son Su Guipeng y Zhao He, ambos pertenecientes a la Diócesis de Xuanhua.
La fuente indicó que el P. Zhao He, que sirve en la iglesia de Dongcheng, fue detenido por las autoridades en el condado de Yangyuan el 24 de octubre. Lo llevaron a un hotel donde además le confiscaron su teléfono móvil.
Quienes detuvieron al sacerdote le habrían dicho que debe revisar las nuevas normas de culto y le habrían exigido reconocer la Asociación Católica Patriótica China, entidad que depende del gobierno.
De otro lado, el P. Su Guipen, que sirve en la parroquia de Shadifang, fue detenido el 13 de octubre en su domicilio donde habría sido “adoctrinado” sobre las políticas del gobierno para el culto religioso.
Otra fuente en la Diócesis de Xuanhua denunció que las familias han sido advertidas que serían detenidas durante cinco días, si es que reciben a los sacerdotes en sus casas.
Además, el pasado 25 de septiembre la Oficina de Asuntos Étnicos y Religiosos del distrito de Jingkai emitió una normativa en la que prohíbe una serie de “actividades religiosas ilegales”.
La detención de estos dos sacerdotes se da luego que las autoridades arrestaran al P. Liu Jiangdong, sacerdote de la Diócesis de Zhengzhou, en la provincia de Henan, por considerarlo “demasiado activo” evangelizando jóvenes y tras el retiro de varias cruces en tres diócesis.
Todo esto ha sucedido luego que el 22 de septiembre el Vaticano anunciara la firma del Acuerdo Provisional con China para el nombramiento de obispos.
Gracias al acuerdo, dos obispos chinos pudieron participar en el Sínodo de los Jóvenes que se realiza en el Vaticano hasta el 28 de octubre. Los prelados aprovecharon la oportunidad para invitar al Papa Francisco a visitar China.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en un artículo publicado en el New York Times el 24 de octubre escribió: “A los obispos y sacerdotes clandestinos (fieles) de China solo puedo decirles esto: por favor, no comiencen una revolución. ¿Ellos (las autoridades) toman sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar? Vayan a casa y recen con sus familias (…) Esperen mejores tiempos. Vuelvan a las catacumbas. El comunismo no es eterno”.
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre, el Papa Francisco dijo a los periodistas: “Yo soy el responsable” del acuerdo.
Sobre los obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, como Mons. Guo Jincai que participó del Sínodo, Francisco dijo que “han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso”.
Sobre el acuerdo, Francisco precisó que “la cosa se hace en diálogo, pero nombra Roma, nombra el Papa. Esto es claro. Y rezamos por los sufrimientos de algunos que no entienden o que tienen en sus espaldas muchos años de clandestinidad”.
El 26 de septiembre el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó “gestos concretos y visibles” a los obispos a quienes levantó la excomunión.
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