Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, Día de la conmemoración de la Última Cena de Cristo donde instauró la Eucaristía, día de oficios, Monumentos, silencio que invita a la sosegada oración.
Día también de procesiones, de manifestaciones de fe pública, de religiosidad popular como máxima expresión de nuestras creencias en cada calle o plaza.
En mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario el día se presentaba tranquilo, soleado y con un clima cálido aunque según que recoveco cogieras te encontrabas con cierto frescor.
Día de paseo tranquilo, de conversar pausadamente con mis convecinos, de almuerzo en la Alameda en el Bar de Antonio donde se come muy bien a mejor precio, de tomar una copa y una exquisita tarta en "La Espuela" de la que hablaré más detenidamente en unos días porque la verdad merece mucho la pena.
La tarde es siempre sobrecogedora en Villaluenga del Rosario gracias a sus matices, a esos claroscuros que se van formando en el cielo a modo de atardeceres únicos e incomparables.
Este año los Oficios empezaban más tarde que lo que era normal en estos años y eso hacía que la asistencia se viera mermada pues muchos habían partido hacia Ronda, Jerez y otras poblaciones donde hoy procesionan señeras cofradías.
Después de la Misa se abrió el precioso Monumento realizado primorosamente por devotas manos que realzaban y de qué manera la grandeza de Jesús Eucaristía principio y fin de todo y que sin Él todo lo que en esta santa semana celebramos no tendría ningún sentido.
Este año, como en otros, se reafirma que la sencillez es sinónimo de belleza cuando se hace con gusto. En el Monumento no faltaba un detalle y en esa mesa donde estaba el Pan y el Vino nos podíamos retrotraer a la mesa donde Jesús y sus discípulos celebraron la que sería Última Cena que se convertiría en el preámbulo de la Pasión, de la Muerte y del gran triunfo que es la Resurrección.
Después de rezar, como hago todos los días, ante Él me puse a leer a forma de meditación personal el poemario de mi querido y admirado Antonio Bocanegra, escrito y poeta, "Dios entre mis manos". Entre verso y verso realizaba mi particular adoración a Jesús Sacramentado.
Mientras los que estábamos delante de Jesús rezando mil plegarias salidas del alma algunas vecinas y José Miguel Calle se afanaban en realizar los últimos retoques al paso de la Virgen de los Dolores.
Mañana Viernes Santo es el día grande la Semana Santa de Villaluenga del Rosario porque saldrá a las calles de este precioso lugar Padre Jesús y la Virgen de los Dolores sobre las nueve de la mañana, por la tarde después de los Oficios que se celebrarán a las 16.30 horas, que es lo normal en esta clase de Eucaristías, los vecinos del pueblo sacarán sobre sus hombros a Jesús Muerto y Su Bendita Madre de los Dolores. Subirán a la Ermita del Calvario, al igual que la procesión de la mañana, para depositar a Cristo Yacente en esta a modo de Santo Sepulcro mientras Su Madre vuelve sola y en Soledad. Por la noche la Madre de Dios y de todos los payoyos saldrá para compartir su penar, su tristeza, su llanto y su inmensa Soledad con todos sus hijos que la cuidan con desmesura.
Eso será tan solo dentro de unas horas porque hoy Jesús permanece en el Sagrario a la espera de Oración.
Jueves Santo en Villaluenga del Rosario donde la Fe se vive llena de pureza.
Jesús Rodríguez Arias
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