miércoles, 23 de marzo de 2016

CRUELES HECHOS ABOMINABLES. EN LA AUDIENCIA GENERAL DEDICADA AL TRIDUO PASCUAL, EL PAPA PIDE QUE TODOS SE UNAN EN LA FIRME CONDENA DE LOS ATAQUES TERRORISTAS EN BRUSELAS





2016-03-23 L’Osservatore Romano
El día después de los atentados terroristas del 22 de marzo en Bruselas, el Papa Francisco pidió a los fieles presentes en la plaza de San Pedro un Ave María y una oración silenciosa «por los muertos, los heridos, las familias y por todo el pueblo belga» para testimoniar la cercanía a la población y a los familiares de las víctimas, así como a quienes se recuperan en el hospital víctimas de lo que Francisco ha definido sin ambages «crueles hechos abominables que están causando sólo muerte, terror u horror».
Dirigiendo un nuevo «llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que se unan en la condena unánime» de lo sucedido, el Papa invitó a «perseverar en la oración» y a «pedir al Señor que, en esta Semana santa, conforte los corazones afligidos» y sobre todo que «convierta los corazones» de los terroristas, definiéndoles «personas cegadas por el fundamentalismo cruel».
In precedenza, proseguendo nelle riflessioni settimanali sul tema dell’anno santo, Francesco aveva parlato del triduo pasquale nel giubileo della misericordia. «Vivremo il Giovedì, il Venerdì e il Sabato santo — ha esortato — come momenti forti che ci permettono di entrare sempre più nel grande mistero della nostra fede. Tutto, in questi tre giorni, parla di misericordia, perché rende visibile fino a dove può giungere l’amore di Dio», che «non ha limiti» e «non conosce ostacoli». Del resto, ha spiegato, «la passione di Gesù dura fino alla fine del mondo, perché è una storia di condivisione con le sofferenze di tutta l’umanità e una permanente presenza nelle vicende della vita personale di ognuno di noi». Insomma, «il triduo pasquale è memoriale di un dramma d’amore che dona la certezza che non saremo mai abbandonati nelle prove della vita».
Precedentemente, continuando con las reflexiones semanales sobre el tema del Año santo, Francisco había hablado del triduo pascual en el Jubileo de la misericordia. «Viviremos el Jueves,Viernes y Sábado santo —exhortó— como momentos fuertes que nos permiten entrar cada vez más en el gran misterio de nuestra fe. Todo, en estos tres días, habla de la misericordia, porque hace visible hasta dónde puede llegar el amor de Dios». Por otra parte, explicó, «la Pasión de Jesús dura hasta el fin del mundo, porque es una historia del compartir el sufrimiento de toda la humanidad y una presencia permanente en los acontecimientos de la vida personal de cada uno de nosotros». En resumen, «el Triduo Pascual es memorial de un drama de amor que nos dona la certeza de que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida».
En particular, Francisco se centró en el Sábado santo, «el día del silencio de Dios. Debe ser un día de silencio —añadió al texto preparado— y nosotros debemos hacer de todo para que para nosotros sea una jornada de silencio, como fue en ese tiempo: el día del silencio de Dios». En esta tarea, dijo, «nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen, “la Creyente”, que en silencio esperaba la Resurrección. La Virgen deberá ser el icono, para nosotros». Y en este sentido, el Papa habló sobre la experiencia de Juliana de Norwich (1342-1416), la mística inglesa «que ha escrito páginas sublimes sobre el amor de Cristo».

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