2016-03-22 L’Osservatore Romano
El corazón de Europa está bajo ataque. Bruselas, la ciudad sede de las instituciones europeas y símbolo de la Unión, ha sido golpeada esta mañana por varios atentados terroristas. A las ocho, dos violentas explosiones han destruido una parte del aeropuerto de Zaventem, matando a 15 personas e hiriendo a 136. Aproximadamente una hora más tarde, una tercera explosión tuvo lugar en la estación de metro Maelbeek, en el centro de la ciudad, causando una veintena de muertos y 55 heridos. Las acciones han sido reivindicadas por el llamado Estado Islámico (Is), que ha amenazado con nuevas operaciones del mismo tipo. Las medidas de seguridad se reforzaron de inmediato: el nivel de alerta es máximo en toda Europa.
Al escuchar la noticia de los ataques, el Papa Francisco ha expresado su dolor y cercanía a las familias de las víctimas en un telegrama firmado por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, enviado al arzobispo de Malinas-Bruselas, Josef De Kesel. El Papa «nuevamente condena la violencia ciega que provoca tanto sufrimiento, y pidiendo a Dios el don de la paz, invoca sobre familias puestas a prueba y sobre los belgas la bondad de las Bendiciones divinas», dice el texto. También los obispos expresaron su dolor y solidaridad por las víctimas de la violencia. Por el momento todavía es difícil reconstruir la dinámica exacta de los atentados. El fiscal federal belga, Frederic Van Leeuw, define las tres explosiones de «ataques terroristas». El primer ministro belga, Charles Michel, ha dirigido un llamamiento a sus conciudadanos pidiendo que mantengan la calma y permanezcan unidos, pero también ha añadido que «la alarma no ha cesado». «Un día muy triste para Europa», comentó desde Amman, Jordania, la Alta representante de la Ue para la política exterior y de seguridad común, Federica Mogherini. «Con los ataques Bruselas de ha sido golpeada toda Europa», dijo el presidente francés, François Hollande.
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