Nuestras prisas han llegado a tal extremo que, según nos dicen los médicos y sanitarios, la muerte más deseada por la mayoría es la repentina, sin sufrimiento. Y los mismos médicos y sanitarios piensan que puede deberse a la falta de contenido y sentido de nuestras vidas, a que pensamos y sentimos que no tenemos necesidad de reconciliarnos con nadie. Tal vez sea signo patente de la crisis religiosa. Contra la prisa: Reflexión; contra la precipitación, reflexión; contra el deseo de hacerlo todo inmediatamente, reflexión. Las cosas que perduran son las realizadas tras larga reflexión.
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