lunes, 25 de mayo de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «... , y luego sígueme.» (Evangelio del día). La propuesta que Jesús hace al joven rico no es nada fácil. Cumplir los mandamientos, en mayor o menor grado lo hacemos; y por pura gracia de Dios tenemos el Sacramento de la Reconciliación que nos limpia de pecado. Y vender lo que se tiene tampoco debe resultar difícil. La dificultad está en «los que ponen su confianza en el dinero». Estamos muy apegados a nuestras "seguridades", a nuestras "comodidades", a nuestros "controles", a nuestros "divertimentos". ¿Dónde ponemos el corazón? Para entender esta Lectura, la clave está en el "sígueme" –porque "el Hijo del Hombre no tiene donde reposar la cabeza"–. (Y esto, quizás nos dé un poco de miedo). Y no es que dejemos de seguir a Jesús, ni que lo hagamos sin sinceridad, pero lo hacemos con "ciertos impedimentos ". Porque "seguirlo" implica que ya no vivo de mi, sino que vivo de Él. Esto no significa que uno se tenga que "vestir de saco y ceniza" y que vivas en la indigencia. Seguirlo implica cambiar el "chip", y, sin dejar de ser uno, dejar de "mirarse" el ombligo y mirar más como Dios. Santa María, Puerta de Jesús, ruega por nosotros.

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