EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "... cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo." (1ª Lectura). Marcos, en el Evangelio de hoy, nos dice que "la familia de Jesús quería llevárselo porque no estaba en sus cabales". La verdad es que hay que estar un poco "loco" para aceptar "ser sacrificio vivo" por todos los hombres, por su salvación. Pero esta es una "locura de amor". Bendita locura que ha propiciado mi salvación (y la tuya). Y más loco si pensamos que ha conseguido la salvación para muchos hombres, para los cuales, nosotros, no dábamos ni "tres cuartos". Cualquiera que tenga un poco de sensibilidad, y fe, aunque sea incipiente, sentiría vértigo pensar que la sangre de Cristo es la que limpia mis faltas, errores y pecados. La sangre, que es lo mas preciado que tiene el hombre, lo que lo mantiene vivo, ¡Cristo la ha entregado por mi! ¡Cristo muere para darme vida! Y este "sentirme salvado" es lo que me conduce a descubrir la dimensión amante de Dios, dar culto en "Espiritu y en verdad". Es verdad que hay muchas personas que no tienen fe, que no han descubierto la filiación con Dios Padre, por lo tanto no pueden percibir el valor salvador y sanador de la sangre de Cristo. Para ello nos tenemos que hacer discípulos, entregados y afanados como el Maestro, contagiando fe y derrochando caridad. Que Dios nos ayude y bendiga en esta labor apasionante. Santa María de Caná, ruega por nosotros.
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