Foto de Fani García
Habré hablado con ella en dos ocasiones aunque estamos conectados permanentemente por medio de las redes sociales. La vida toma, demasiadas veces, unos derroteros que nos impide el poder conversar y compartir de forma personal. Esto no quiere decir que nos olvidemos de la otra persona sino que, por una cosa u otra, pasa bastante tiempo en disfrutar de un rato de charla en el que oigamos la voz, que son también los sentimientos, del otro.
Le apasiona escribir y lo hace de maravilla, le apasiona vivir con intensidad cada momento porque muchas veces nuestro existir se mide en tan solo un instante.
Sé de Fani por sus comentarios, escritos, conversaciones y también por sus silencios en Facebook. Los silencios dicen más que mil palabras escritas o dichas a pleno pulmón. Sé que es una madre ejemplar, una hija extraordinaria y una amiga como hay pocas de ahí como se vuelcan con sus sentimientos los que verdaderamente lo son.
En Fani se compendia una verdadera historia de lo que supone la superación día a día pues es lo que me transmite cada vez que escribe, cada vez que cuenta como se encuentra con breves palabras, cada vez que calla o nos enseña una nueva creación hecha a aguja y dedal.
Mujer de fe y cristiana comprometida donde desarrolla su labor evangelizadora en la Hermandad de Resurrección y en la Parroquia de San José Artesano de San Fernando donde desarrolla una labor verdaderamente encomiable con la juventud.
Mujer de la eterna sonrisa aunque su mirada nos pueda decir otra cosa, que siempre quiere el bien de los demás y hacer que todos se encuentren a gusto cuando ella esté por medio, mujer que parece frágil aunque dotada por Dios de una gran fortaleza interior que es ejemplo y guía de muchos que la seguimos, admiramos y queremos.
Muchas veces los que nos dedicamos a la gran pasión que es escribir podemos ser juzgados por los demás de vivir en nuestro particular mundo y, desde mi experiencia personal, os diré que es verdad, que cuanto hago y miro lo hago desde la perspectiva que da la inspiración, que se abren ventanas que nadie ven y de que eso que está sucediendo delante nuestra, como puede ser ver atardecer o amanecer, se nos remueven las ideas para luego plasmarlas en el papel. Nuestra visión, amiga Fani, no es la visión del mundo sino la nuestra que es íntima y particular.
Hace unos días nos anunció que se metía de lleno en una apasionante aventura: ¡Hacer el Camino de Santiago!
Por fotos y comentarios nos hizo partícipes del preámbulo, del viaje y después de las experiencias de cada etapa vivida junto a los demás peregrinos de la Parroquia de San José Artesano. Fotos de paisajes inolvidables que me retrotraen hace cuatro años cuando Hetepheres y yo junto a un numeroso grupo de amigos también hicimos el Camino en pleno Año Santo Compostelano.
Cuando uno hace el Camino y se deja empapar por él ya se convierte en Peregrino para el resto de la vida y cada año que pasa estás deseando volver a ese Camino donde sientes a Dios tan cerca de ti, donde se viven únicas experiencias, donde todos somos iguales pues no hay ninguna diferencia de rango social, donde todos somos uno: ¡Peregrinos del Camino de Santiago!
Sí, para mí, Fani supone una historia de superación vivida en primera persona y aunque su aspecto nos pueda parecer frágil no es así pues estamos ante una valerosa y extraordinaria mujer que le echa valor a su día a día aunque no por ello pierda un ápice de sensibilidad ante todo lo que la rodea.
Mi querida Fani García, eterna peregrina, le doy gracias al Señor porque haya personas como tú que nos reflejan lo que hay que hacer en este mundo tan árido y también tan cercano donde todos estamos tan lejos o tan cerca como queramos apreciarlo.
Recibe, mi querida amiga, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga a ti y a toda tu querida Familia.
Jesús Rodríguez Arias
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