En las calles de mi pueblo siempre ronda una sosegada paz y más cuando la noche se acerca a la madrugada, en las calles de mi pueblo aunque camines a solas te sientes acompañado pues en cada casa tienes un amigo que de necesitarlo puedes acudir, en las calles de mi pueblo ni la negritud de la noche logra ocultar la fisonomía del Caíllo que lo protege como si de un padre a su hijo se tratara, en las calles de mi pueblo a las cuatro de la madrugada todos los vecinos descansan pues a las pocas horas tendrán que volver a sus ocupaciones.
Esta madrugada no ha sido así pues a las cuatro el pueblo tenía vida, estaba rebosante con sus vecinos en la calle esperando a la Reina de los Cielos que aquí lo tenemos tan cerca, la bendita y gloriosa Virgen del Rosario.
Eran las cuatro de la madrugada, hacía tiempo que las campanas anunciaban fiesta, celebración, que nos llamaban para acudir a nuestro particular encuentro con María, cuando las puertas de la Iglesia de San Miguel estaban abiertas de par en par mientras los hijos del pueblo cogían posiciones para llevar sobre sus hombros a tan Augusta Majestad.
A esa hora en la madrugada del 31 de agosto se celebra todos los años el devocional, piadoso, popular, Rosario de las Piedras donde el fervor, la fe más íntima y personal, la devoción se dan la mano en un sepulcral silencio solo roto por el caminar orante de las largas filas que acompañan a la Patrona de Villaluenga por las calles, sobre todo la parte alta, de este bendito lugar situado en lo más alto de la Provincia de Cádiz (España).
Entre el silencio solo acallado por el rezo del Santo Rosario, por bellos cánticos, por la fe y el amor a la Virgen caminan las almas entregadas a la Patrona de nuestras vidas, de nuestro particular día a día, que están siempre con nosotros en la salud, en la enfermedad, en la riqueza, en la pobreza, todos los días de esta terrenal vida y en la eternidad.
Rosario de las Piedras donde se ha tenido muy presente en la memoria y en la oración a los vecinos que ya están en la Casa del Padre y sobre todo los que han marchado junto a Él en lo que llevamos transcurrido de año.
Fidelidad, amor, devoción particular, íntima, sincera es la que le profesamos todos los vecinos, los oriundos y los que hemos sido adoptados por la generosidad de sus gentes y que caminamos por la vida embelesados con nuestro pueblo, a la Virgen del Rosario que es Madre, Señora, Amiga que siempre está y nunca nos falla estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos.
Amor el que te tienen Madre, los hijos que preparan y disponen para que nada te falte hoy ni todo los días que dura el año, los hijos que te portan sobre sus cansados hombros donde no importa la edad sino la devoción sincera y pura que tiene por Tí, María. Por todos los que te acompañamos desde las filas o con el corazón desde sus casas estén donde estén.
Hoy en la madrugada del 31 de agosto se ha vuelto a obrar el milagro que la Virgen del Rosario cubrió con Su Manto para salvar a su querido pueblo y que años tras años recordamos con nuestra presencia física y espiritual junto a Ti, bendita Madre, Señora, Patrona de Villaluenga, Santísima Virgen del Rosario.
Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo, que Dios y Nuestra Madre del Rosario nos bendiga.