2014-05-24 Radio Vaticana
(RV).- (con audio de las palabras del Papa) Los refugiados y los jóvenes discapacitados. En esta gente Francisco ve el rostro de Jesús y su amor, que restituye dignidad y dona salvación.
En su tercer discurso, un Papa sensible a la difícil situación que enfrentan personas golpeadas por las crueles situaciones del mundo expresa, en primer lugar, su especial interés en encontrar a quienes “a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar su Patria y “han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania” y a los “queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física”.
Recordando el bautismo de Jesús en este mismo lugar, el Santo Padre hace hincapié en la humildad de Jesús quien, compartiendo la condición humana, vino a este lugar para ser bautizado y “con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación”. En este contexto, el Obispo de Roma manifiesta abiertamente su aflicción por “los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente, por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio”. El pensamiento del Papa va en primer lugar a la tierra siria, lacerada por tres años de lucha fratricida y a sus innumerables víctimas, un drama que ha obligado a millones de personas a convertirse en refugiados y a emigrar a otros países.
Las palabras del Papa se dirigen luego a las autoridades y al pueblo jordano, agradeciendo por la generosa acogida de “un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq” y a todos los que prestan asistencia y solidaridad, como así también a las obras de caridad desarrolladas por instituciones de la Iglesia que, “sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús misericordioso”.
El Obispo de Roma exhorta a la comunidad internacional “para que no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria”, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda, al tiempo que renueva su llamamiento a la paz de Siria subrayando que “nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas” y se vuelva al camino de las negociaciones, indicando como única solución el diálogo y una solución política.
Francisco invitó también a los jóvenes a unirse a su oración de paz, a colaborar en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles y a ser “signos de esperanza”.
Renovando su deseo de que prevalezca la razón y la moderación, el Santo Padre Francisco auspició que Siria encuentre su paz, que “Dios convierta a los violentos y quienes tienen proyectos de guerra” – dijo - y fortalezca corazones y mentes de quienes obran por la paz.
(MCM-RV)
En su tercer discurso, un Papa sensible a la difícil situación que enfrentan personas golpeadas por las crueles situaciones del mundo expresa, en primer lugar, su especial interés en encontrar a quienes “a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar su Patria y “han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania” y a los “queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física”.
Recordando el bautismo de Jesús en este mismo lugar, el Santo Padre hace hincapié en la humildad de Jesús quien, compartiendo la condición humana, vino a este lugar para ser bautizado y “con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación”. En este contexto, el Obispo de Roma manifiesta abiertamente su aflicción por “los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente, por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio”. El pensamiento del Papa va en primer lugar a la tierra siria, lacerada por tres años de lucha fratricida y a sus innumerables víctimas, un drama que ha obligado a millones de personas a convertirse en refugiados y a emigrar a otros países.
Las palabras del Papa se dirigen luego a las autoridades y al pueblo jordano, agradeciendo por la generosa acogida de “un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq” y a todos los que prestan asistencia y solidaridad, como así también a las obras de caridad desarrolladas por instituciones de la Iglesia que, “sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús misericordioso”.
El Obispo de Roma exhorta a la comunidad internacional “para que no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria”, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda, al tiempo que renueva su llamamiento a la paz de Siria subrayando que “nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas” y se vuelva al camino de las negociaciones, indicando como única solución el diálogo y una solución política.
Francisco invitó también a los jóvenes a unirse a su oración de paz, a colaborar en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles y a ser “signos de esperanza”.
Renovando su deseo de que prevalezca la razón y la moderación, el Santo Padre Francisco auspició que Siria encuentre su paz, que “Dios convierta a los violentos y quienes tienen proyectos de guerra” – dijo - y fortalezca corazones y mentes de quienes obran por la paz.
(MCM-RV)
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