PHOENIX, 27 May. 14 / 09:08 pm (ACI/EWTN Noticias).- Sam Schmid es un joven de 23 años a quien recientemente le han dado de alta, ahora juega baloncesto y estudia en la universidad; sin embargo, en 2011, cuando regresaba de su escuela católica, un accidente automovilístico lo hizo entrar en coma. Con el paso del tiempo, al considerarlo con muerte cerebral, los doctores hablaron con sus padres para desconectarlo y donar sus órganos, pero inesperadamente el joven movió dos dedos e inició una recuperación “realmente extraordinaria”.
Según indicó ABC News, el accidente del 19 de octubre de 2011 no solo le había dejado a Sam los dos fémures y la mano izquierda fracturados, sino sobre todo serias lesiones cerebrales que casi siempre son fatales.
Los daños en el cerebro eran tan severos que el hospital local no podía tratarlo, por lo que fue trasladado hacia Barrow, al Centro Médico San José en Phoenix, donde los especialistas realizaron una cirugía de aneurisma potencialmente mortal.
El joven no respondía y los médicos abordaron con la familia el tema de la donación de órganos. Esto ocurrió hace dos años. En ese momento, Sam comenzó a responder, levantando dos dedos.
Sin embargo, el severo daño cerebral hacía a los médicos dudar de si el joven podría volver a caminar, retomar sus estudios o incluso hablar.
Instalado en el Centro Transitorio de Neuro Rehabilitación, del Instituto Neurológico Barrow, Sam Schmid fue tratado por el equipo de terapia física, ocupacional y del lenguaje liderado por neuropsicóloga Kristi Husk, quienes trabajaron cerca de 40 horas a la semana con el joven durante los últimos dos años.
“Estoy sorprendido por el resultado final”, dijo Schmid a ABC News. “Yo estaba dispuesto a cumplir con toda la ayuda en el Barrow, y mi recuperación está basada en el duro trabajo que hice”.
Cuando Schmid llegó, tenía que ayudarse de un andador. Además tenía dificultades básicas en el habla y para pasar los alimentos.
“Describiría esto como un estado frágil física y emocionalmente”, dijo Husk. Sin embargo, el “campo de entrenamiento”, al igual que la intensidad del trabajo de rehabilitación inspiraron a Schmid, quien rápidamente pasó a una transición más intensa, ingresó como voluntario en el gimnasio para personas con discapacidad y trabajó en la sala de correos del hospital y en la biblioteca, reaprendiendo los hábitos de trabajo y socialización.
“Su recuperación es realmente extraordinaria”, dijo Husk. “Estamos muy orgullosos de él”. “Vemos un montón de pacientes aquí y Sam era el más grave”, dijo la especialista, que lleva diez años trabajando en este campo.
Husk recordó Schmid “fue encontrado muerto en la escena (del accidente) y estaba con soporte para mantenerlo vivo. Hemos visto recuperarse pacientes y hemos visto algunos pequeños milagros, pero el de Sam es de lejos la más impresionante recuperación que he visto en mi experiencia”.
A sus 23 años, Sam fue recientemente dado de alta y ahora es un miembro importante del equipo de baloncesto, ha vuelto a sus estudios y espera ser técnico veterinario. Según ABC News, esta recuperación extraordinaria ha sido considerada por quienes la vivieron, “el milagro de Navidad”.
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