50 personas se sumarán este domingo a los 681 misioneros madrileños que ya están presentes en 79 países de todo el mundo. Con motivo de la Jornada de los Misioneros diocesanos, recibirán el envío misionero en una Eucaristía que presidirá, en la catedral de la Almudena, el cardenal Antonio María Rouco. En una Carta pastoral escrita para la Jornada, en la que asegura que toda la comunidad diocesana se ve implicada en este envío misionero. «Cuando la Iglesia os envía, ella misma os acompaña en vuestro caminar»
Noticia digital (31-V-2014)
La archidiócesis de Madrid celebra la Jornada Madrid con sus misioneros, con la que se pretende rendir homenaje a los 681 misioneros diocesanos, hombres y mujeres salidos de Madrid y repartidos por todos los continentes en 79 países, que pertenecen a 136 instituciones religiosas y laicas. Para ello, han sido programadas dos acciones concretas.
Este domingo, 1 de junio, fiesta de la Ascensión del Señor, se recordará a los misioneros diocesanos que se han ido a tierras de misión, y se pedirá para que surjan en la diócesis nuevas vocaciones misioneras, tanto en sacerdotes, como en religiosos y laicos. Con el lema Todos somos enviados con ellos, se realizará el envío de misioneros en el transcurso de una Eucaristía que dará comienzo a las 12 horas en la catedral de la Almudena. Serán enviadas a las misiones 50 personas, entre ellas seis familias con sus 15 hijos. Además, la colecta de este domingo irá destinada a ayudar las necesidades de los misioneros diocesanos.
Al día siguiente, lunes 2 de junio, a las 19 horas, tendrá lugar el tradicional Encuentro con Misioneros veteranos y familiares de misioneros, durante el que se rezará por los misioneros y se compartirán experiencias misioneras y de los familiares. La cita se desarrollará en la sede de la Delegación de Misiones (c/ General Zabala 10bis - Metros: Prosperidad, y Cruz del Rayo).
Continuadores de la misión de los apóstoles
Con motivo de la Jornada de los Misioneros diocesanos, el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Mª Rouco Varela, ha dirigido una carta a los misioneros diocesanos, en la que les explica que el de la Ascensión «es el día en el que Cristo deja de estar visiblemente junto a los apóstoles para acompañarles gloriosamente, desde entonces y hasta hoy, por los caminos de este mundo cuando predican la Buena Noticia de la salvación a todos los hombres». Continúa: «Los misioneros sois continuadores de este mandato del Señor a los apóstoles».
En alusión al envío misionero que se celebrará en esta Jornada, asegura que «es la Iglesia quien os envía, no vais por vuestra cuenta. Todos los miembros de la comunidad diocesana, con el pastor de la Diócesis a la cabeza, se ven implicados en vuestro envío. Esa celebración es sólo un gesto externo, significativo y ejemplar. Cuando la Iglesia os envía, ella misma os acompaña en vuestro caminar. Con el afecto y la simpatía, con la oración y el sacrificio nos unimos a vosotros allí donde estáis. No queremos dejaros solos, no queremos ni podemos. Sentimos la responsabilidad de compartir con vosotros las alegrías y las tristezas, los avances y también los fracasos que tenéis que aceptar día a día».
El arzobispo de Madrid agradece su «apoyo afectivo y efectivo a la tarea pastoral, misionera» dentro de la diócesis, y a la Misión Madrid. «Vuestro testimonio también ha sido recordado en estos años como ejemplo y testimonio de lo que implica la evangelización de un mundo que se aleja de Dios e incluso se olvida de Él. Vuestra oración y vuestro ánimo nos han sido muy útiles y sin duda el Señor de esta viña nos concederá frutos abundantes para la diócesis y para la misión. No dejéis de rezar por todo el esfuerzo que la diócesis está haciendo para que seamos una Iglesia verdaderamente misionera».
Agradecimiento a los familiares
Además, el cardenal Rouco ha dirigido una carta a los familiares de los misioneros diocesanos, a quienes les recuerda que éstos son «personas decisivas para la tarea de la evangelización. Deciden con libertad y movidos por el amor a Dios y al prójimo, abandonar las seguridades del mundo que conocen y se marchan, con la bendición de la Iglesia, a los lugares donde sin su presencia el Evangelio no sería conocido».
Les invita a participar en la celebración del envío misionero del próximo domingo. «Vosotros, padres, hermanos y familiares de los misioneros, estáis especialmente unidos a este envío. Cuando el obispo envió a vuestros familiares a la misión, en cierto modo os envió a todos vosotros. Soy consciente de la gran ayuda que les prestáis desde España. Ayuda afectiva que les hace más fácil vivir las dificultades con las que se tienen que enfrentar cada día. Y ayuda efectiva porque muchas veces, vosotros, con vuestro esfuerzo y generosidad les sacáis de los apuros materiales con los que se enfrentan en muchas ocasiones”. “Sois enviados con ellos, prosigue, porque desde la retaguardia vivís sus sufrimientos, sus alegrías, sus dificultades y también sus éxitos. ¡Gracias por vuestra generosidad! ¡Gracias por hacer más fácil la vida de nuestros misioneros! Pero recordad que la Diócesis entera está con vosotros y os acompaña».
Archimadrid
Texto completo de la Carta pastoral del cardenal Rouco:
Mis queridos diocesanos:
El Señor Resucitado ha llenado de esperanza y alegría nuestra tarea evangelizadora. Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, y queremos anunciar al mundo entero la buena noticia del amor de Dios por todos los hombres, especialmente por los que se sienten más frágiles y abandonados. Ellos han de oír la voz del Maestro que les llama a la conversión y a alcanzar la felicidad y la Vida eterna.
El próximo 1º de junio la Iglesia concluye este tiempo de pascua, que nos ha estado recordando continuamente lo mucho que el Señor nos da y cómo cuenta con nosotros. Celebraremos la Solemnidad de la Ascensión. El Señor se va, vuelve al Padre. Pero no abandona a nadie de aquellos por los que ha dado su vida. No. El Señor no nos ha olvidado. Desde ese día, en el que los apóstoles le contemplaron subiendo a los cielos, hasta hoy, su presencia es real entre nosotros. En la Eucaristía, en la Iglesia, en los necesitados, Cristo se hace presente y nos acompaña, nos consuela, fortalece y anima.
Tampoco su misión se ha interrumpido. Si Él vino a nosotros para anunciarnos el Reino de Dios, la Iglesia ha perseverado hasta el día de hoy en esa tarea evangelizadora. Desde el principio y siempre, Cristo ha sido proclamado como Señor y Redentor. Hoy, el Santo Padre, los obispos, sacerdotes y religiosos, los catequistas y demás agentes de pastoral, y, en general, todos los bautizados a través del apostolado personal, seguimos proclamando el amor de Dios a todos los hombres.
Agentes privilegiados de esta evangelización son los misioneros. Ellos, por vocación divina y en uso de su libertad, han aceptado partir para lugares donde todavía la Iglesia no está plantada para ser colaboradores de la gracia de Dios. Ellas y ellos, son un testimonio vivo de la presencia de Cristo en nuestro mundo hoy. Con alegría, también a veces con dolor y sacrificio, abandonan el mundo conocido para adentrarse en el mundo de la evangelización. Pero no van solos. Es la Iglesia fundada por nuestro Señor quien les ha enviado. Somos los Pastores de la Iglesia, y en su nombre, quienes enviamos a los misioneros a los lugares donde son tan necesarios. Por eso, en nuestra diócesis de Madrid, el domingo de la Ascensión del Señor, me reúno en la Santa Iglesia Catedral con los misioneros que partirán a tierra de misión en los próximos meses. Juntos oraremos al Padre por su trabajo misionero y por la gente con la que ellos van a compartir su vida cuando estén en la misión. En nombre de la Iglesia, presidiré la celebración del envío y les impondré la cruz de la misión, como signo de que ellos van representando a la Iglesia y como verdaderos ministros de su palabra y amor. Este envío les recuerda que no van por libre, que no es una mera opción personal filantrópica, sino una verdadera vocación divina que la Iglesia sella y bendice.
Pero este rito es también un signo para todos nosotros que nos quedamos en la Diócesis: ellos se irán, pero no se van solos. Todos nosotros participamos de su vocación y misión. Con nuestra oración y sacrificio, también con nuestra limosna, participamos de sus alegrías y de sus dificultades, nos unimos a sus éxitos y sufrimos sus fracasos. También de modo afectivo, porque les miramos con cariño y simpatía, dando gracias a Dios por sus vidas y por su entrega. ¡No nos son indiferentes! Forman parte de nuestra familia cristiana y de nuestra diócesis, por eso les dedicamos un día al año: el día del misionero diocesano. En un día como este se nos recuerda que todos somos enviados con ellos, como reza el lema de la jornada de este año 2014.
En esta Jornada de nuestros misioneros, la Iglesia en Madrid no puede olvidarse de ellos, de orar insistentemente al Señor por ellos, no podemos ni queremos dejarles solos. Damos gracias a Dios por su generosidad y por su trabajo escondido y siempre tan exigente. De nuestra Diócesis han salido a lo largo de los años muchos misioneros. Ojalá siga siendo así, que muchos jóvenes se planteen entregarlo todo al Señor y llevar a Cristo a muchos lugares donde todavía hoy no es conocido ni amado. Así se lo pido, y a todos os invito a pedírselo, a la Madre de Dios, Santa María la Real de la Almudena, nuestra Patrona.
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