BELÉN, 26 May. 14 / 11:19 pm (ACI).- Una familia de origen hondureño participó en el almuerzo que el Papa Francisco compartió ayer domingo en la Casa Nova del convento franciscano junto a la Basílica de la Natividad de Belén, en los Territorios Palestinos.
Elías Abu Mohor, de 44 años de edad, hijo de madre hondureña y padre palestino que emigró a Centroamérica en 1964, compartió durante el almuerzo con el Papa Francisco su sufrimiento por la expropiación de sus tierras y el encarcelamiento de sus compañeros, el desplazamiento de sus hogares, y la situación de las personas atrapadas en la Franja de Gaza.
Elías llegó al almuerzo acompañado por su esposa Julieta, de 36 años, y sus hijas mellizas de tres años. Esta familia vive en el poblado de Beit Jalla (Cremisan), territorio actualmente disputado por Palestina e Israel.
“Ha sido una comida espiritual, para nosotros es una bendición haber estado con Su Santidad”, explicó Elías a la agencia Novosti después del almuerzo.
“Francisco es muy humano y expresa mucho sus emociones, nos ha escuchado con muchísimo interés. Solo ha intervenido en voz alta cuando se ha dirigido a nosotros porque hablamos español”, añadió.
En 1981 los padres de Elías regresaron desde Honduras a los Territorios Palestinos con la esperanza de vivir de una herencia en Cremisán (Cisjordania). No eran muchas hectáreas, pero ofrecía la oportunidad de plantar algunos olivos y árboles frutales, cuyos beneficios invertirían los estudios de sus hijos.
Con la ocupación israelí, su familia vio cómo las excavadoras arrancaron su plantación de olivos y se apropiaron de varias hectáreas para crear el túnel que, junto al muro, facilita el tránsito de los colonos que viven en asentamientos al sur de Jerusalén. Su caso, está ahora en el Tribunal Supremo, y afecta a más de 50 familias palestinas cristianas.
Cada domingo junto a los suyos, Elías asiste a la Misa que celebra la Congregación del Valle de Cremisán en la ladera verde al sur de la ciudad de Belén.
El consuelo del Papa a otras familias de Palestina
Con la ayuda de un franciscano argentino, quien ejerció como traductor, el Papa también escuchó y consoló a otras familias con sufridas realidades debido al conflicto palestino-israelí y la construcción del muro.
George Sbeit y su esposa Shadia, con sus hijos Nicole de 15 años y Cesar de 13, explicaron al Papa que provienen de Ikrit, un pueblo cristiano evacuado en 1948 por el ejército israelí tras la creación del estado de Israel.
“Cuando le hemos explicado que nuestras casas fueron demolidas en Navidad, la expresión del Papa ha sido de consternación”, dijo Shadia a la agencia Novosti.
También Joseph Hazbuon, junto su esposa Rima y sus hijos, compartieron sus sufrimientos con el Papa. La esposa vive en Jerusalén y el marido en Belén. Son uno de los tantos casos de familias separadas a causa de la ley israelí.
Otro matrimonio, Shawki Halaby y su esposa Abla, junto a sus hijos Fadi de 30 años y Tamer de 27, lamentaron con el Papa la ausencia de su tercer hijo, quien cumple cadena perpetua en una prisión de Israel.
También Layla Shatara, una viuda de Belén con un hijo exiliado en Gaza tras el asedio israelí de la Basílica de la Natividad en 2002, compartió su drama.
Entre los 23 comensales se encontraban también Rania Michel Mizak de 37 años, de la comunidad cristiana de Gaza; Mike Abed Rabbo, un joven de 23 años del pueblo de Beit Jalla, al que se le niega todo tipo de documento de identidad; y Zakaria Zakakaria, un adulto rehabilitado de una drogodependencia y con serios problemas de salud nacido en Belén.
El muro de cemento que aísla a los palestinos comenzó a construirse en el año 2002 y recorre gran parte de los territorios ocupados palestinos, a pesar de las protestas internacionales.
Además de las resoluciones de la ONU, también la Corte Internacional de Justicia de la Haya ha señalado que su construcción es “contraria al derecho internacional”, pues tiene efectos negativos sobre la población palestina.
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