Los turistas chinos que visiten la catedral de Sevilla podrán recoger un folleto con una breve presentación de la figura de Jesús, el Evangelio de san Lucas y algunas oraciones básicas. «Queremos sembrar la posibilidad de que se encuentren con la palabra de Dios», explica el sacerdote tras la iniciativa
Actualmente, 200 millones de chinos viajan al extranjero cada año, y medio millón visita España. En su periplo recorren algunos de los lugares más representativos de la fe. Pero «nos hemos dado cuenta de que al menos, cuando vienen a la catedral de Sevilla, muchos no comprenden nada del edificio», reconoce José Joaquín Castellón, antiguo delegado de Migraciones de la diócesis. En respuesta, el Cabildo catedralicio ha puesto en marcha un proyecto para ilustrar a sus visitantes en los fundamentos del cristianismo.
A partir de ahora, los turistas de origen chino que accedan al templo podrán recoger un folleto con una breve presentación de Jesús, el Evangelio de san Lucas y algunas oraciones básicas. Una documentación muy útil para entender dónde están, pues apenas un 1 % de la población de este país es cristiana y «ni los profesores universitarios saben quién es Jesús». «Pensé que la catedral podría ser un buen sitio para darles a conocer la cultura católica», opina Castellón.
Para lograr este acercamiento al cristianismo, José Joaquín Castellón tiene un plan: después de que los excursionistas entren por la puerta del Príncipe de la catedral, donde arrancan las visitas turísticas al templo, verán los folletos que él y sus colaboradores han preparado. Y, «como están en chino y no suelen encontrar aquí nada en su idioma, les entrarán por los ojos y los cogerán». «Solamente queremos sembrar la posibilidad de que se encuentren con la palabra de Dios», explica el sacerdote.
Ayuda de expertos
José Joaquín Castellón sabe chino, pues ha viajado en varias ocasiones a este país «en un intento de establecer puentes» entre esta Iglesia y la española. Además, atiende a una comunidad de 50 católicos chinos en la parroquia San José Obrero. No obstante, para confeccionar los folletos ha necesitado la ayuda de Juan Du y José Zhai, dos seminaristas chinos que han traducido algunos textos y seleccionado los rezos más comunes en su país.
«Elegimos el padrenuestro, el avemaría, el gloria, la oración por la paz de san Francisco de Asís, algunos salmos y una bendición de la mesa típica en China», explica Juan Du, quien ha intentado reunir «las oraciones básicas de la Iglesia». Además, el seminarista justifica la elección del Evangelio de san Lucas, un libro especialmente popular en su país «porque habla de la vida de Jesús con un lenguaje muy sencillo desde su nacimiento hasta la Resurrección». «Es más explícito que los Evangelios de Mateo o Marcos».
Pero la aportación de los seminaristas chinos no queda ahí. «También hemos traducido una carta de Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, y un prefacio en el que damos la bienvenida en nombre del Cabildo catedralicio a los turistas», apunta Juan Du. Por último, recuerda que los folletos tan solo son «una invitación a vivir el cristianismo» y no entran en detalle sobre sus dogmas. Pero cree que los turistas podrán aprovecharlos «si quieren visitar alguna otra iglesia en Sevilla, porque tiene algún texto que ayuda a entender las obras de arte».
Acogidos por las parroquias
Castellón no se engaña: no espera conversiones automáticas gracias al folleto. «Es como si los católicos leyéramos la biografía de Buda, les puede servir para simplemente comprender la cultura europea». No obstante, alberga la esperanza de que el texto sobre la vida de Jesús pueda servir «a alguien para que se haga preguntas». Sobre todo si en su familia hay algún católico que se las responda.
«Pueden encontrar en la figura de Jesús una representación de lo trascendente y, al volver, vincularse a la parroquia que quieran», pronostica el exdelegado de Migraciones. Por ello, incluye en el folleto «una web a través de la que se puede contactar con la Iglesia católica china».
Es algo completamente legal y que no sitúa a los turistas en ningún aprieto. «En China también se reparten folletos, especialmente en Navidad, y los más curiosos se acercan a la iglesia para ver qué sucede», explica Juan Du. Además, José Joaquín Castellón matiza que en este país «no está prohibido que ningún chino profese cualquier tipo de religión».
Por último, Castellón confía en la capacidad de acogida de las parroquias locales. «Las comunidades son muy fervorosas. Conservan sus tradiciones y son quienes han mantenido vivo el catolicismo en China», opina. Una feligresía que, a pesar de las dificultades, sobrevive gracias a que «la inclinación hacia lo absoluto en el corazón humano no se seca, por muchas pretensiones que se tengan de erradicar esos sentimientos».
Rodrigo Moreno Quicios
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