Jaime González es un abuelo que a sus casi 79 años ha recorrido en tres oportunidades el Camino de Santiago en España junto a su pequeño nieto Santi de 10 años. Una historia que nació como parte de una terapia pero que al final los convirtió en peregrinos de una de las rutas más famosas del mundo, y en la que la influencia del apóstol no pasa desapercibida.
Ahora ambos son considerados personajes famosos en esta ruta y cuentan su travesía a través de su cuenta de Instagram @santi_y_su_abuelo. “Somos como ‘dos extremos de la vida’; un niño muy pequeño y un hombre muy mayor haciendo este recorrido”, comentó Jaime, quien se confesó devoto de la Virgen del Carmen.
“Es la que siempre me acompaña. Mi madre me la dio antes de morir para que me cuide porque viajaba mucho. Ella es la que me cuida”, afirmó a ACI Prensa.
El Camino de Santiago es una de las rutas de peregrinación más conocidas y recorridas de Europa, y traza el trayecto hacia la tumba de Santiago, uno de los doce apóstoles de Jesús.
En diálogo con ACI Prensa, González dijo que ya llevan 1.200 km. caminando juntos, y que si bien nunca antes había realizado el recorrido, conocía el camino porque había trabajado como director de telecomunicaciones, donde pudo colaborar con la junta de Galicia para el camino.
Ambos, abuelo y nieto, iniciaban cada día rezando un Padre Nuestro y un Ave María, y ofrecían la jornada a las abuelas y hermanos. Además realizaban una oración en la puerta de cada iglesia que encontraban en el camino, que son muchas en Galicia, donde también vivían la Santa Misa cuando coincidían con alguna celebración.
¿Cómo nació la idea de peregrinar con su nieto?
El abuelo contó que la idea de la travesía surgió como apoyo al pequeño Santi. “A los 7 años, Santi comenzó a presentar una serie de problemas de hiperactividad y estaba cerca de una posible enfermedad llamada TDHA (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”, expresó.
Si bien el niño presentaba “un aspecto de superdotado” reflejado en una gran memoria, y en conocimientos superiores a su corta edad, lo que preocupaba a su familia eran las consecuencias de su falta de atención.
“Desde la percepción de los abuelos, vi la posibilidad de hacer una propuesta a los padres y así colaborar. ‘¿Por qué no nos vamos Santi y yo al Camino de Santiago?’, le pregunté a los padres de Santi”, recordó.
Sin haber caminado antes un gran camino ni estar preparados físicamente, Jaime y Santi, en 2017 con 76 y siete años de edad, iniciaron la peregrinación. “Abuelo, que tienes más de 76”, dijo Santi, ante lo que el abuelo contestó: “Santi, y tú con siete, en el otro lado de la vida, estás más o menos en igual situación”.
Jaime dijo que en una sociedad “acelerada” se necesita la convivencia y comunicación entre abuelos y nietos.
“Los niños necesitan de sus abuelos cada vez más hoy en día. Estamos en una sociedad digital que avanza vertiginosamente, pero nosotros, los abuelos, vivimos en una época en la que el día se pasaba más lento, en la que hablábamos más, nos conocíamos más”.
En ese sentido, siempre trata de inculcarle a su nieto “los valores que creo tener, como el nunca tener envidia, el ser siempre agradecido y ser sincero de verdad”.
Primera peregrinación: El escarabajo vacaloura
La primera peregrinación fue en 2017, cuando partieron desde Sarriá y les tomó alrededor de seis días. “Me pareció que el camino sería un gran método para encontrar calma, pero no contábamos con que tenía esas dificultades, es decir, estar fuertes para la peregrinación de más de 24 km. que implicaba la primera etapa”, recordó.
El Camino de Santiago brinda al peregrino una certificación que se llama “La Compostela” y para obtenerla hay que caminar más de 100 km. hasta Santiago de Compostela. “Sarria es un pueblo que está a 120 km., y de allí partimos para lograrlo”, dijo.
El abuelo descubrió que lo único que calmaba la hiperactividad de su nieto era contarle historias, así que decidió narrarle anécdotas de su vida. “Santi caminaba mejor si yo le hablaba”, además, “tantas horas de charla me hizo activar la memoria y recordar pasajes ya olvidados de lo que mi madre también me contaba a su edad”, manifestó en “Camino de Santiago de un abuelo y su nieto”, un escrito de Jaime sobre el primer viaje.
Sin embargo, llegado el segundo día se sentían muy cansados, y “las piernas ya no nos aguantaban mucho y Santi comenzaba a quejarse”.
En ese momento, Jaime decide proponerle al pequeño. “¿Por qué no vamos a ver el animal que más te gusta cuando terminemos? Dime qué animal es el que quisieras ver”, le dijo, pensando que el niño elegiría ver a las ballenas u otro animal conocido.
“No abuelo, yo quiero ver al escarabajo vacaloura”, respondió el niño.
Según cuenta, esta conversación se dio durante la etapa más larga del recorrido de 2017, y una de las más bonitas. El abuelo consideró una “excentricidad” buscar al escarabajo más grande de Europa en ese momento, ya que era imposible encontrar a la especie.
“Cuando llevábamos 20 km. ya estábamos muy cansados, las piernas nos dolían, alcanzamos descansar de rato en rato. Cuando nos faltaba 2 km. se nos aparece el escarabajo vacaloura en el piso ‘patas arriba’, en medio del camino”, contó.
El hombre, que hoy tiene 79 años, dijo que Santi “dio un salto de alegría al ver al escarabajo”, y en ese momento se hicieron “peregrinos”. “A Santi se le fueron todos los dolores, contagió un poco a su abuelo y así terminamos el camino felices”, expresó con alegría.
El primer recorrido ya había terminado y ya era imposible pensar en hacer otra peregrinación. Sin embargo, el abuelo le propuso hacer “el camino primitivo”.
Segunda peregrinación: El camino primitivo
“Desde que oficializaron en el siglo XII, todo el mundo iba en peregrinación a la Catedral de Santiago Apóstol, una joya universal, porque creían que así irían de frente al Cielo. Lo necesitaban para renovar y reforzar la fe”, explicó.
De acuerdo con González, este camino toma ese nombre porque cuando encontraron los restos del apóstol en Santiago de Compostela, Galicia, se lo comunicaron al Rey de Asturias, Alfonso II ‘El Casto’. Este rey peregrinó unos 300 km. con su familia para ver los restos del discípulo, siendo el primero en verlo.
“Es el camino más complicado y difícil. La gente le tiene mucho respeto por los montes y cuestas que tiene. Pero, osados los dos nos animamos a realizar el camino. Santi ya estaba mucho más fuerte”, expresó.
Jaime aseguró que “todos los que entran al camino terminan influenciados por el apóstol, y creen que él es quien los ayuda frente a la dificultad”. “Al principio hay muchos que lo hacen como un reto deportivo, pero terminan cautivados por la espiritualidad, los impacta”, aseveró.
Este trayecto les tomó 14 días. Cuando terminaron, pensaron que su ciclo de peregrinaje no podía culminar sin hacer el verdadero camino: “El Camino francés”.
Su última peregrinación: El Camino francés
El mayor mérito para mí es que él pueda fortalecer su voluntad de cumplir con el objetivo. “Nos despertábamos a las 5:00 a. m. para empezar a caminar sabiendo que teníamos que llegar a nuestro destino. No hemos dejado de cumplir etapa alguna”, afirmó.
En ese sentido, recordó que si bien los peregrinos pasan lluvia, frío o calor, el camino los fortalece. “El camino tiene una parte espiritual que permite que la conversación entre abuelo y nieto de todos los días adquiera valor. Piensen que hemos estado juntos, solos, caminando, hablando”, manifestó.
Jaime aseveró que esta transmisión de valores le hará mucho bien a Santi en el futuro, quien se ha convertido en un personaje importante del camino. “Ahora somos peregrinos expertos que va al ritmo de los mejores”, dijo.
El abuelo comentó que en este tercer peregrinaje de 800 km., que parte desde Francia y cruza la parte norte de España, les tomó alrededor de 29 días y tuvieron que hacerlo en cuatro etapas, coincidiendo con las vacaciones del nieto.
Actualmente, Santi y su abuelo se encuentran viendo opciones para continuar realizando el Camino de Santiago. “Puede ser el Camino portugués, pero particularmente me gustaría hacer el Camino primitivo. Las rutas están muy bien señalizadas, los albergues están muy bien, todo para acoger a los peregrinos y tener una experiencia nueva y distinta a la que puedes tener hoy en día”, explicó.
El Camino de Santiago
Santiago el Mayor resaltó entre el grupo de los Apóstoles después de la Ascensión de Jesús, y fue primero en derramar su sangre por proclamar la buena nueva tras ser decapitado por mandato del rey Herodes Agripa.
“Cuando un apóstol fallecía, se le enterraba en el lugar donde peregrinaban. Se dice que después de ser martirizado y decapitado en Jerusalén, sus discípulos llevaron sus restos a España que era donde había peregrinado”, explicó Jaime González.
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